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lunes, 22 de julio de 2013

MARIANO EN EL PAÍS DE LOS SORDOS



En medio de unos medios algo duros de oído anda Mariano dando tumbos... trompicando, con los pasos del boxeador que aún no sabe que ya ha perdido... perjurando, con el descaro del criminal que aún ignora que ya está condenado.

Y es que lo del pobre Mariano no necesita juicio... porque nunca lo tuvo.

Él solo se las ha apañado para cavar su tumba con las manos... para coleccionar la mayor sarta de sinsentidos y mentiras que la triste historia de España recuerda... para rodearse de una cuidada selección de envilecidos y presuntuosos desgarramantas que poco van a tardar en traicionarle en cuanto pinten bastos.

Él, sin ayuda de nadie y votantes aparte, se ha autoerigido en acusado y acusador... en juez y parte... en chantajista y chantajeador... y de paso ha demostrado (y lo creía imposible) que lo de aquél tarado sin sangre que atendía por Zapatero, era manifiestamente empeorable.

Quedó atrás, muy atrás, lo de que pasará a la historia como el mejor perdedor de unas elecciones y el peor escalador a la presidencia, porque lo que hoy tenemos es algo distinto a todo lo conocido. No ha habido presidente que haya acumulado tantas derrotas, tanto lastre, tanta incompetencia, tanta indignidad... no conoceremos (oremos) a ningún jefe de gobierno que haya amontonado tal cantidad de gañanes y ladrones a su espalda, de soberbios fronterizos encumbrados permanentemente sobre sus patas traseras.

Dice Mariano que no acepta chantajes... y lo dice en rueda de prensa, ante un batallón de periodistas sordos o mudos... (o ciegos y al servicio del tuerto)

Chantaje.
(del francés "Chantage")
Sinónimo - Extorsión (del latín "extorsio - onis")
Se dice de la amenaza velada, la que tiene como objeto el obtener algún provecho u obligar a otro a actuar de determinada manera a cambio de no hacer publico un delito u acto reprobable cometido por el chantajeado.

De modo que nos enfrentamos a dos cuestiones, y a cada cuál más grave.

Rajoy se muestra de nuevo como el misérrimo fronterizo que es y reconoce en riguroso directo su culpabilidad ante los medios. Afirma sin pudor que su extesorero le chantajea desde prisión, que guarda trapos sucios con el nombre de Mariano bordado en letra redondilla. ¿La sinceridad del tonto o la del soberbio? Seguramente la del tonto... recordemos sin ir más lejos, al petulante Felipe González afirmando no hace mucho (entrevista de J. J. Millás) la existencia de unos asesinos a sueldo que aún siendo presidente, le llamaban por teléfono de cuando en cuando para preguntar si ese día tocaba matar a alguien.

Pero lo más doloroso no es esto, con serlo y mucho... (porque pensando bien) lo inaceptable, lo incomprensible, lo absolutamente devastador, es la sordera aguda en grado "tapia" que atesora la clase periodística de este maltrecho país, la escandalosa incapacidad para llegar a la conclusión de que quien se declara chantajeado, está firmando en negro sobre blanco su culpabilidad ética o penal ante la opinión pública.

Pero nada pasa... ni con los días, ni con las semanas. 

Ni siquiera pasa que los profesionales de la información (que los hay, lo juro) abandonan la sala de prensa en plena declaración para dejar al presidente farsante solo, plantado, y con un palmo de narices... ni cuando se les humilla con la comparecencia de una pantalla de plasma... ni cuando no se les aceptan preguntas... ni cuando las preguntas son pactadas para que el balbuceante Rajoy lea un genérico en forma de respuesta... ni cuando... ¿y para qué más ejemplos?

Tras la constitución en papel mojado, tras la inexistente separación de poderes, tras la corrupción rampante, tras la destrucción de todo lo público, esto es, para quien lo pregunte, la última frontera entre una dictadura real y una democracia ficticia. Hace cuarenta años fuimos el asombro del mundo por pasar de la una a la otra sin una sola gota de sangre... hoy también lo somos... pero por arrastrarnos de la otra a la una.




Ya hay quien dice que el periodismo ha muerto... hay incluso quien asegura haber visto el cadáver de Mariano... que de ahí vienen sus escasas apariciones... que hace meses alguien encontró su cuerpo en el interior del coche oficial... que su chófer lo olvidó dentro, al sol, con los seguros echados y las ventanillas subidas. Pero yo no lo creo, que después de todo somos un país de tradiciones... que a nosotros la canalla siempre se nos muere en la cama.





1 comentario:

  1. Debe de ser que los periodistas españoles están expuestos exageradamente a la ley de la gravedad y andan siempre estampados en el suelo, con las narices metidas en el barro y los ojos nublados... y es que la ley de la gravedad no afecta a todos por igual... parece mentira lo expuesta que está la profesión a los caprichos físicos, electromagnéticos y clientelistas del Creador y del Grupo Bilderberg. Entre becarios y profesionales estampados en el barro estamos haítos de información desinformada y desinformante.

    Octavio Colis

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