viernes, 1 de marzo de 2013

LAS MUERTES DE YOLANDA

La primera vez que Yolanda murió fue en Madrid, un 1 de Febrero de 1980... apenas tenía 19 años.

Eran años en que las bestias campaban a sus anchas... años en los que de tanto pronunciarse la palabra "matar"... llegó a significar bien poco. Se asesinaba casi por principios... se asesinaba por la patria, por venganza, incluso por acabar con los asesinatos... se asesinaba por ser abogado laboralista, se asesinaba por estar en un parking de un supermercado, se asesinaba por ser soldado, por ser taxista, por ser estudiante, por ser guardia civil, por estar afiliado a un sindicato, por ser un niño y dar una patada a una maleta abandonada en la calle...

En la España de aquél siniestro 1980 se asesinó a 91 personas... pero solo una ha muerto muchas veces.

...

Yolanda llegó a su piso compartido de la calle Tembleque, había pasado el último día de su vida entre sus estudios y su trabajo como limpiadora.

Alguien la esperaba en el portal... alguien había ordenado su muerte... alguien la sacó a golpes hasta la calle para obligarla a subir a un coche... alguien la hizo bajar en las afueras de Madrid, en el kilómetro 3 del desvío de San Martín de Valdeiglesias... alguien la dijo "Aquí se acaba el paseo, roja de mierda"... alguien la empujó hasta la cuneta... y alguien la disparó dos veces en la cabeza.

Aquella pistola la empuñaba Emilio Hellín, miembro del grupo ultraderechista "Comando 41", perteneciente a Fuerza Nueva.

Al funeral de Yolanda acudieron miles de personas, en su inmensa mayoría estudiantes y compañeros del Partido Socialista de los Trabajadores. La posterior manifestación recorrió el barrio de Vallecas, a lo largo de la calle de Peña Prieta y la avenida de La Albufera hasta el centro de formación profesional donde estudiaba.

Ningún delegado oficial, ningún representante del Gobierno de UCD se dejó ver aquél día en el centro, ni para dar el pésame, ni para condenar el atentado. Un portavoz del (PST) declaró ante los periodistas: «¿Es que están de acuerdo con el crimen?».

Emilio Hellín fue detenido a los pocos días, en casa de un inspector de policía, y tras la confesión de uno de los participantes en el asesinato, el policía nacional Juan Carlos Rodas.

La siguiente muerte de Yolanda ocurrió algo después... cuando el juez instructor Ricardo Varón Cobos rechazó las reiteradas peticiones de procesamiento de la acusación particular, basadas no sólo en datos del atestado policial, sino en posteriores declaraciones de Emilio Hellín ante el propio juez.

El caso tan solo encontró cobijo en la Audiencia Nacional, donde se ordenó la práctica de numerosas pruebas testificales, periciales y documentales que inexplicablemente el juez instructor había declarado irrelevantes.

Fue aquél uno de los procesos más tortuosos de la transición, plagado de trabas y oscuras maniobras para que el caso no salpicara demasiado... (Se sospechaba que tras el asesinato estaba la el jefe de la Brigada Especial Operativa, el comisario Manuel Ballesteros, un entregado servidor de la dictadura que fue repescado por el siniestro ministro de interior del PSOE José Barrionuevo)

Emilio Hellín fue condenado a 43 años de cárcel. Poco después de ingresar en prisión y en extrañas circunstancias nunca aclaradas, consiguió fugarse de la cárcel de Alcalá de Henares... y Yolanda murió otra vez.

Volvió a ser detenido, pero no tardó en serle concedido un escandaloso permiso que aprovechó para huir a Paraguay con toda su familia... y Yolanda murió otra vez.

Allí fue recibido como un héroe por el sanguinario régimen del dictador Stroessner para ser contratado como "experto" por los servicios secretos policiales y militares de la dictadura paraguaya... y Yolanda murió otra vez.

Solo con la caída de la dictadura y tras cierta investigación periodística, allá por 1990, pudo ser extraditado a España... pero apenas tres años después ya disfrutaba de permisos extracarcelarios. En 1996 se cambió el nombre en el registro civil... y Yolanda volvió a morir.

...

Emilio Hellín ya no es él... eso dice la ley... hoy tiene 63 años y desde 1996 se llama Luis Enrique Hellín Moro. Dirige una empresa que asesora habitualmente a las fuerzas de seguridad del Estado, y ha impartido numerosos cursos en el Instituto Universitario de Investigación en Ciencias Policiales. (Algunos de esos cursos se realizaron en 2008, cuando Alfredo Pérez Rubalcaba estaba al frente del Ministerio del Interior)

Pero sus relaciones con las instituciones públicas aumentan cada día... Francisco Martínez, secretario de Estado de Seguridad, ha reconocido ante la prensa, que la Dirección General de Policía y la Guardia Civil han firmado un contrato con la empresa de Hellín. EL PERIÓDICO DE HUELVA ha podido acceder a varios documentos que acreditan que Luis Enrique Hellín ha sido también contratado por el Ayuntamiento de Valverde del Camino (Huelva), cuya alcaldesa Loles López, también es parlamentaria andaluza del Partido Popular.

Cuando ha sido preguntado por este asunto, Martínez ha afirmado sin el más mínimo rubor, que el Ministerio del Interior ha contado con los servicios del forense informático Hellín durante los años 2006, 2008, 2009, 2010 y 2011... para impartir seminarios y cursos de especialización para agentes de los cuerpos del orden. El viceministro aseguró que no hay motivo de alarma, que “se va a investigar”... y añadió que Hellín “es una persona más de la plantilla” de la empresa News Technology Forensics... (los cursos fueron dados por el propio Hellín y la empresa la integran solo él y uno de sus hijos).
...

Esto es la transición... pero solo una parte de ella... la parte que explica qué fue de aquella España negra que de pronto pareció evaporarse con la caída del franquismo... la que nos cuenta la realidad de esta mentira que llamamos democracia... la que habla a las claras de lo que se esconde bajo las resplandecientes aceras... la que nos condena a esta historia terrible e interminable...

Que al menos Yolanda no muera más veces... que nadie prolongue este asesinato infinito... que dejen descansar a aquella muchacha de 19 años... tantas veces ejecutada como tantas inocente.