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lunes, 26 de agosto de 2013

HOY EN SIRIA



Podría ser Siria.

Podrían ser rebeldes estableciendo un control de carretera para impedir el abastecimiento de armas a zonas controladas por el gobierno sirio.

Podría ser que los tres hombres que conducen los camiones sean los responsables del transporte de las armas químicas que han matado a más de trescientos inocentes en Damasco.

Podría tratarse de una sangrienta farsa protagonizada por mercenarios contratados por el gobierno sirio para desprestigiar a los rebeldes y retrasar la entrada de los Estados Unidos en el conflicto.

Podríamos estar ante un montaje organizado por cualquiera contra cualquiera o ser simplemente lo que parece... pero yo por más que busco solo encuentro dos cosas... asesinos y asesinados... esos dos bandos que nadie parece querer reconocer... tal vez porque de hacerlo nos acercaríamos demasiado a uno de ellos.

Yo solo veo a tres hombres aterrados que son bajados de sus camiones, hombres que pocos minutos después yacen muertos en la cuneta... asesinados por la espalda... sin oponer la menor resistencia... elegidos tal vez por pura casualidad... ejecutados fríamente, casi sin odio.

(Ya lo sé... otra mala noticia... otra tragedia... y otro hastiado lector que marchará para no volver en busca de otro mundo más amable)

Así pues elijan bando, abracen aquél que mejor encaje en sus prejuicios y defiendanlo a capa y espada... pero no duden... y mucho menos de ustedes mismos... porque, si como parece probado, ya no nos diferencia lo que creemos saber... ni tan siquiera lo que creemos ignorar... lo único que nos queda para poder seguir odiandonos es eso... lo que decidimos creer.


OFELIA NIETO 29



En el madrileño barrio de Tetuán, unas pocas casas bajas, entre descampados y una cañada. El padre de Paco se gana la vida en un pequeño taller mecánico, el local es alquilado y en 1957 decide comprarlo, convertirlo en su lugar de trabajo y el hogar de su familia.

Hoy, toda una vida después, aquella casa sigue siendo el hogar de Paco y sus dos hijas. Pero Madrid ha cambiado, ahora es distinto... o no tanto... tal vez lo justo... para que siga siendo igual. 

El barrio ya no es el mismo, los charcos de barro y descampados sembrados de basura son ahora interminables bloques de edificios, tejados nuevos, calles nuevas... pero viejas maneras.

El Madrid de hoy lo quiere todo, su alcaldesa Ana Botella, esa misma... la votada por nadie, la que inspira los más desternillantes y críticos artículos en la prensa internacional, la que se ridiculiza a sí misma y a toda una ciudad con apenas abrir la boca, la de los dos coches oficiales cargados de guardaespaldas para ir a la pelu, la del despacho más grande de la UE, la del asistente exclusivo para servirla su cafelito mañanero, la esposa de un expresidente de gobierno que quedaba poseído por cantinflas con solo pisar el rancho de su amigo americano, la que conocedora de su situación y resignada a salir disparada de la alcaldía ha decidido realizar un último servicio al partido... embaucarnos a todos en una olimpica escalada especulativa e inmobiliaria que lo arrase todo... la casa de Paco también.













Ofelia Nieto 29 se han convertido en algo más que un esquinazo a contrapelo de la operación urbanística que el Ayuntamiento de Madrid tiene programada, representan la tormenta de mierda perfecta, la suma de todos los componentes de esta bacanal de la ignominia mal llamada crisis.

El Ayuntamiento de Madrid expropia el edificio que forma esquina y completa un solar sumamente apetitoso para la fraternal clientela que sufraga la candidatura de esta ciudad en su tortuoso camino hacia la olimpiada.

Francisco Gracia y sus dos hijas se niegan a abandonar la que ha sido su casa durante toda la vida. Desde la llegada de las primeras notificaciones judiciales cientos de personas les brindan su solidaridad y evitan los sucesivos intentos de desalojo por parte de la policía antidisturbios.

El Grupo Ortiz Construcciones y Proyectos es el encargado de la demolición y construcción del nuevo proyecto... el mismo Grupo Ortiz que está involucrado en el caso Gurtel... el mismo que, según el tomo 60 del sumario del juez Pedreiro, realizó pagos de casi dos millones de euros al diputado del PP José Merino a través de sociedades interpuestas... sociedades que pertenecían a Luis Bárcenas (extesorero del PP) y a Jesús Sepulveda (exalcalde de Pozuelo y exmarido de la actual ministra de sanidad, Ana Mato)





Paco y sus hijas están permanentemente acompañados de los que no están dispuestos a dejar que otra vez ganen los mismos malnacidos de siempre, han intentado hacer ruido y llamar la atención de los medios, han intentado hablar con los responsables políticos y judiciales, han clamado incluso ante las puertas del comité olímpico español... pero no resulta nada sencillo hacerse oír cuando los telediarios no dejan de contarnos el calor que hace en verano y el frío que hará este invierno.

Utilizan todos los medios a su alcance para que el desahucio se retrase solo unos días más, lo necesario para que la orden judicial cumpla su fecha límite y haya de reiniciarse todo el proceso, esa sería su victoria. Que fácil sería si miles de nosotros rodeásemos la casa y dejásemos de preguntarnos en la terraza quién va a parar esta locura... qué fácil sería si alguno de nuestros desaparecidos gurús mediáticos prestase su rostro para hacer visibles a los invisibles.

Tendremos que hacerlo nosotros, no contemos con otros que no seas tú o yo... los famosos y admirados no tienen tiempo para estas cosas... su reino no es de este mundo... a ellos no les desahucian... sus hijos van a colegios privados... tienen su propia sanidad... y solo comentan lo mal que van las ventas entre bolo y bolo.

Sin ir más lejos... el paradigma de la rebeldía... el gran sacerdote del gracejo y la simpatía... el Gran Joaquín Sabina, el admirado entre los admirados, acompañado de una nutrida representación de populares y conocidos miserables, se ha brindado recientemente a servir de introductor de esta futura olimpiada de la corrupción a la que Madrid se presenta su candidatura. ¡Cómo disfrutaría siendo él! Sentirme seguido, saberme respetado, idolatrado hasta la arcada... saber que cualquier gesto, cualquier palabra mía, va a ser recibida como maná del cielo, inspiración de tantas y tantas anodinas vidas. Estar en el plato y en la tajada, habitar para siempre en ese olimpo en el que no hay nada mal hecho sino mal interpretado.

Todavía recuerdo los artículos de sociedad acerca de la cena celebrada en casa de Joaquín Sabina a la que acudieron como invitados de honor los Príncipes de Asturias, las anécdotas de los ilustres invitados entre los que se encontraban Joan Manuel Serrat, Víctor Manuel y Ana Belén, Simoneta Gómez Acebo... los correspondientes guardaespaldas de tan distinguidos republicanos...
Recuerdo incluso otros artículos sobre otras cenas del mismo rango y con personajes de similar pelaje...

Por eso no me extrañó el enterarme de que Joaquín Sabina, Miguel Ríos, La Oreja de Van Gogh, Melendi, Los Secretos, Nacha Pop, La Unión, Pignoise, Cómplices, y La Orquesta Mondragón se habían reunido en la Plaza de las Ventas para ganarse unos eurillos y celebrar la candidatura madrileña a la olimpiada... esa gran feria de la especulación y el atropello que apenas tapa tan deportivo acontecimiento.

"Madrid en concierto" lo llamaron.

"Queremos lanzar un mensaje al mundo, Madrid es la ciudad mejor preparada para acoger los Juegos Olímpicos", dijeron los presentadores mientras el público y los príncipes se rompían las manos.

"Uno no es muy deportista, así que más que por el sueño olímpico, estamos aquí por nuestro particular sueño de volver a hacer el paseillo en Las Ventas" declaró Sabina para no dejar de ser gracioso y sentirse menos culpable.

"Todo el mundo sabe que Madrid es la mejor ciudad para ser sede de los Juegos Olímpicos" Esa fue la frase con que cerraron el espectáculo... ese es el espíritu que esta calaña comparte con la otra calaña.

Mientras tanto, mientras el cheque llega o no llega a la cuenta corriente de tan insignes artistas, no dejan de acudir personas a la calle Ofelia Nieto, ya apenas caben en el interior de la vivienda y se agolpan en la acera de enfrente, hasta que una nueva carga de la UIP les obliga a dispersarse durante un rato.

Ya no siento casi desprecio por los que miran hacia otra parte, ni siquiera hacia los que llaman trabajo a la promoción de los planes de esa casta de parásitos y ladrones... ya no tengo tiempo ni ganas de paladear su podredumbre... ahora solo me preocupa que otra familia más sea sacada a rastras de su casa.

Ya habrá tiempo para lo demás...












miércoles, 21 de agosto de 2013

LOS MUERTOS NUESTROS DE CADA DÍA




Lo sé... pensarás que he perdido el norte (ya lo quisiera), pero si se me permite ser sincero he de reconocer que me importan muy poco los 79 muertos del tren de Santiago... ya ves, cosas de andar extraviado.

Que sí... que tienes razón... que suena raro... que suena mal... peor que mal... pero es lo que siento.

No ha sido fácil llegar a este punto, no creas...
En este país tan suyo y cada vez menos mío no es prudente nombrar la muerte, los muertos y sus cosas son como terreno minado, zona prohibida, donde hasta el más sensato se besa la medalla, donde lo que nos hace tan modernos ya no cuenta, donde los cuentos son ley y lo razonable pinta bien, aunque pinta poco.

Por eso extrañará que escriba algo tan raro... que a mí los muertos no me dan igual, porque no me gustan... porque siempre callan, porque no protestan, porque nunca vuelven para tomar cumplida venganza... será que tienen aún más miedo que los vivos.

Y está bien que así sea... porque si fuera de otro modo, si a alguien tan volcánico como yo le afectaran los incontables crímenes perpetrados por ese corrompido monstruo de mil cabezas que se hace llamar Estado... si eso me escandalizara como merece, pensaría en cubrir mañana mismo los escalones del Congreso con una enorme alfombra de sangre de cerdo... y eso no estaría bien... ni sería constitucional... no señor.

De modo que he aprendido a mirar sin ver, a contemplar sin que me hierva la sangre, cómo los 43 muertos del metro de Valencia reciben en el reino del olvido a los 154 del vuelo 5022 de Spanair... y como todos juntos, dan la bienvenida a los 79 fallecidos del tren Alvia de Santiago.

Únicamente queda esperar la siguiente matanza... aunque por el camino tampoco faltarán los que por no tener, no tienen ni titulares, ni catedral con obispo, ni funeral televisado, ni presidente del gobierno, ni ministro, ni altezas reales, ni ese abrazo que no abraza, ni esa mano que se estrecha como se estrecha un pez muerto.

Esos, los muertos nuestros de cada día, los invisibles entre los invisibles, morirán solos y a oscuras... una niña enferma de cáncer que agoniza en la furgoneta donde vive con su familia... un hombre infartado que muere justo a las puertas de un ambulatorio recién cerrado por falta de presupuesto... un niño que no recogió a tiempo los suficientes tapones de plástico para alcanzar esa operación de la que dependía su vida... el enfermo crónico que abandona su tratamiento por no poder pagarlo... el que no es admitido en un hospital por no tener papeles... el que ni se atreve a intentarlo para no ser repatriado... ese que ni siquiera tiene una estadística de mierda donde caerse muerto.

Y conste y repito que nada quiero con los muertos, que solo miro a los que aseguran estar a punto de instalar lo que debió estar ya instalado... eso que de no ser por un certero ajuste presupuestario, o un postrero sablazo de comisionista amigo, habría evitado que un tren tomara una curva a 190 km/h y murieran setenta y nueve personas... 

Yo solo tengo ojos para los que bien asesorados, saben que indemnizar a las víctimas de un probable accidente cuesta mucho menos que instalar sistemas de seguridad que eviten dichos accidentes... los que han descubierto que más vale pagar once millones por unos pocos muertos y heridos que eliminar una línea férrea obsoleta y tener que reconstruir siete kilómetros de vía de alta velocidad a veinticinco millones cada mil metros.

Porque después de todo, aparte de sentidos besamanos televisados y unos pocos papelillos de colores... ¿qué van a costar esos 79 cadáveres? ¿despidos de altos responsables? ¿dimisiones políticas? ¿penas de prisión? ¿acaso un encendido reproche social?... esos 79 van a costar lo mismo que los cadáveres de Spanair... lo mismo que los del metro de Valencia... lo mismo que nada.

Hoy los trenes que circulan por el lugar del siniestro lo hacen a menos de treinta km/h, hoy los telediarios ya no hablan de la tragedia, hoy el Presidente de Renfe vuelve a decir que todo es mejorable en esta vida, que el sistema será convenientemente revisado, hoy Mariano Rajoy anda embarcado en declararle la guerra de los botones a la Gran Bretaña, y Felipe el príncipe... ese también anda embarcado.

Y todo sigue rodando... como si no pasara nada, como si por debajo de cualquier gran acontecimiento, de cualquier nimiedad, no asomaran siempre las pezuñas de una casta renegrida y corrupta... como si este maldito país convertido desde hace siglos en una infinita subcontrata no conociera la palabra responsabilidad... como si este entramado de criminales que conforman eso llamado Estado Español no fuera de este mundo y pudiera seguir matándonos de uno en uno o de cien en cien... que tanto da... que da tanto.

Vales 60.000 euros, mejor que lo sepas antes de que alguien decida cambiar tu vida por una baliza de seguridad, por un relé sin reparar... vales lo que cuesta un anuncio de esos coches que jamás causan muertes por fallos de fabricación... vales lo que ingresa un solo periódico por callar los nombres de los fabricantes con mayores índices de accidentes mortales... vales tan poco, que ya ni siquiera mereces el esfuerzo de mentir acerca de las prisas por inaugurar una trampa mortal en periodo preelectoral, acerca de unos contratos y sus jugosas comisiones, acerca de la importancia de mantener en pie durante un poco más la fachada de un país que se cae a pedazos.

No me importan... yo no siento esas muertes, no puedo, yo no soy como sus majestades... yo no soy como Rajoy, ni como Feijoo, ni siquiera como Rubalcaba... yo soy peor... y ya es tarde, demasiado tarde para cambiar...

Que yo descanse en paz.