La sociopatía, también conocida como trastorno de personalidad antisocial (TPA), es una patología de índole psíquico que deriva en que las personas que la padecen pierden la noción de la importancia de las normas sociales, como son las leyes y los derechos individuales.
Los sociópatas son personas que padecen un mal de índole psiquiátrico, un grave cuadro de personalidad antisocial que les hace rehuir a las normas preestablecidas; no saben o no pueden adaptarse a ellas. Por esto que, a pesar de que saben que están haciendo un mal, actúan por impulso para alcanzar lo que desean, cometiendo en muchos casos delitos graves.
Entre las características más comunes del TPA se encuentran la ausencia de empatía y remordimiento, también una visión de la autoestima distorsionada, la deshumanización de la víctima o la falta de preocupación ante las consecuencias de sus desmanes. El egocentrismo, la megalomanía, la falta de responsabilidad, la extroversión, el exceso de hedonismo, altos niveles de impulsividad, o la motivación por experimentar sensaciones de control y poder también son muy comunes.
“Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el Poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla, y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica, y adelante con los farolitos... Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria (...) Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis ética, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental”
Propina:
Todo este estado de cosas, incluido nuestro estado de ánimo, podría resolverse, o al menos aliviarse, de manera sencilla y económica. Con cierto objeto que incluso podríamos encontrar tirado en cualquier parte... una cuerda, una cuerda utilizada correctamente y con destreza... una simple y única cuerda. Otros ya lo hicieron... y no les fue peor que a nosotros... que el comer, rascar, colgar, y cantar... todo es empezar.
Cojonudo, cada vez afinando más...te estás "cojonudeando".
ResponderEliminar¿Afinándome yo? Tú no me has visto...
EliminarSólo por haberme despertado la curiosidad sobre la figura de Pérez-Galdós ya eleva el artículo a la categoría de sobervio. Nunca imaginé que ya adviertiese por aquel entonces del caciquismo. Lo que me temo que cayó en saco roto, como en nuestro tiempo.
ResponderEliminarRemendemos el saco... no hay otra.
Eliminargracias
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