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miércoles, 4 de febrero de 2015

LA PROPUESTA



Todo el mundo sabe que, el ladrón aparte, quien más sabe del robar, es el policía... de modo que a su buen criterio me remito.

Aconseja siempre que de encontrarnos en el amargo trance de ser víctimas de un atraco reaccionemos con calma, pero no sin decisión... sí con nervios templados y muy conscientes de lo que hacemos. Afirman también que lo más importante es apaciguar en la medida de lo posible al delincuente, no interactuar con él más de lo imprescindible, entregarle nuestro dinero antes incluso de que llegue a pedirlo, para de ese modo, aplacar su ansía y no dar lugar a nuevas amenazas.

De ahí mi PROPUESTA.

A la vista del masivo atraco que la organización criminal de sociópatas electos perpetra diariamente sobre nosotros... a sabiendas de que su codicia y ansia por nuestro dinero no mengua... propongo lo siguiente:

Provéanse de unas cuantas monedas, monedas pequeñas, esas piezas roñosas que siempre nos llegan, llévenlas siempre consigo, consérvenlas en un bolsillo seguro pero fácilmente accesible, y esperen la ocasión.  Sea en un pueblo o gran ciudad, en cualquier calle y cuando menos lo esperen, verán pasar ante ustedes a alguno de nuestros elegidos perturbados, a pie o a bordo de su oscuro coche oficial... no pierdan entonces un segundo... aproxímense a ellos, háganlo despreocupadamente, pero con paso firme, y cuando al fin estén a su alcance, arrojen esos pocos céntimos a sus pies... o a sus llantas de perfil bajo... y no de cualquier modo, ha de ser con brío, con desprecio, incluso con rabia, pero en silencio... buscando que el tintineo de las monedas sobre el suelo resulte claramente audible para el resto de los viandantes.

Les garantizo que la experiencia merecerá la pena... (yo ya lo he probado dos veces)

Se me olvidaba... un detalle importante... no se confíen, cuídense de mantener siempre cierta distancia, los niños de la mano en todo momento... en realidad nadie sabe de lo que un sociópata democrático y rabioso es capaz, podría ocurrir que el instinto se adueñara de él y que se abalanzara de repente sobre la calderilla... (no olvide que se trata de animales salvajes sin ética ni principios y apetito insaciable).

Háganlo saber... coméntenlo con sus amistades y familiares, déjelo caer en el bar o en la oficina, y así, tal vez (y solo tal vez) este atraco masivo vaya a menos... y nuestras posibilidades de sobrevivir a más.







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