Cada cierto tiempo resultan necesarios, y en estos que corren, más que nunca.
Y es que los gigantes no son gigantes en sí mismos, sino que lo son para quienes les contemplamos.
Su alta estatura, sus desmesuradas dimensiones nos sirven a nosotros mucho más que a ellos. Aprovechamos su privilegiado punto de vista para orientarnos, para ver más allá de lo que nuestra corta talla nos permite distinguir.
Eso, por no hablar de su función ejemplarizante. Están siempre a la vista de todos, infunden ánimo y fuerzas a cuantos les observan. En definitiva. Son todo lo necesario para que el resto mantengamos el rumbo en este valle de lágrimas.
Lo que yo me pregunto es donde andarán metidos en estos días. No quiero ni imaginar que estén escondidos, refugiados en sus grutas, temerosos de que con vientos como lo que soplan, sus grandes corpachones caigan a tierra derribados al primer envite.
Necesitamos hacerlos salir a descubierto... unos señuelos podrían servir. Tal vez por eso, tal vez no, los chicos de Choi+Shine han dado esta curiosa forma a unas cuantas torres de alta tensión.
Imagenes: Choi+shine
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