Cientos de miles pidiendo por sus derechos, tantos y tan diferentes entre sí, que ya no caben etiquetas con las que arrinconar su legítima indignación.
Y de repente y en medio de todo, uno de esos momentos que se recuerdan para siempre, uno de esos pocos, que llenos de orgullo, contaremos un día a nuestros nietos.
Ya los imagino. Sentados en mis rodillas mientras hago que suene esa hermosa melodía y les cuento que sus libros de historia no mienten, que una vez muchos y distintos se unieron al fin y cambiaron lo que era imposible cambiar.
Nunca le estaré más agradecido a un desconocido, a la persona que anoche grabó ese par de minutos en la Puerta del Sol.
De no haber sido por él, nadie me habría creído... y no les culparía por ello.
Es el último movimiento, es el final de una obra coral que se convierte, otra vez, en símbolo de libertad.
No son necesarias más palabras cuando la música lo dice todo.
Y de repente y en medio de todo, uno de esos momentos que se recuerdan para siempre, uno de esos pocos, que llenos de orgullo, contaremos un día a nuestros nietos.
Ya los imagino. Sentados en mis rodillas mientras hago que suene esa hermosa melodía y les cuento que sus libros de historia no mienten, que una vez muchos y distintos se unieron al fin y cambiaron lo que era imposible cambiar.
Nunca le estaré más agradecido a un desconocido, a la persona que anoche grabó ese par de minutos en la Puerta del Sol.
De no haber sido por él, nadie me habría creído... y no les culparía por ello.
Es el último movimiento, es el final de una obra coral que se convierte, otra vez, en símbolo de libertad.
No son necesarias más palabras cuando la música lo dice todo.
Imagen: periodismohumano
Ni rap ni hip-hop ni ostias...
ResponderEliminarSobre todo ni ostias...
ResponderEliminarEmocionante, lo he disfrutado mucho. Gracias.
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