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martes, 9 de junio de 2015

CREYENTES



Si como parece probado, ya no nos diferencia lo que ignoramos... ni tan siquiera lo que creemos saber... puede que sólo nos distinga lo único que queda... eso en lo que decidamos creer.

En términos generales, a pesar de todo, y en la misma medida que nuestros abuelos, creemos en el dinero, es así de simple... así de inevitable. Incluso hay ciertos casos en los que es peor... no pocos de nosotros creemos en su poder al tiempo que renegamos de él, y eso, lejos de hacernos más descreídos, nos convierte en sus más terribles y despiadados talibanes... en sus conversos de ida y vuelta... y lo hace cada día... mientras abjuramos de esas estampas de colores que lo miden casi todo.

Ya no son monedas de oro... ya no son brillantes abalorios... nuestro precio cotiza a la baja... ya incluso los papelillos escasean... mientras nuestra fe se multiplica.

Porque lo hicieron nuestros padres, damos vida por billetes... por billetes arrugados y sucios... y bueno sería saber por cuántos menos billetes y cuán arrugados y sucios la daremos mañana... si en algún momento, y gracias a otra crisis, llegaremos a entregarnos por algo que ni siquiera se pueda quemar... si tras el adecuado responso, aceptaremos el perdón de nuestros pecados como nueva moneda de cambio... si acabaremos rezando en un cajero automático y pidiendo limosna en un confesionario.

Atrás quedan ya los trabajos mal pagados, los que en aras del progreso apenas libran de la pobreza... atrás quedan incluso los trabajos retribuidos en especies, los de a prueba de tres meses con derecho a cama y techo... los no pagados llegan.

Allá vamos los creyentes... hacia esa última frontera de la fe... hacia el purgatorio de la resignación... hacia esa mesa de comedor ante la que, con las manos entrelazadas, nos sentaremos para agradecer al Señor por los alimentos que no hemos recibido... por el hambre acumulada... por esa diaria comunión sin pan ni vino... por la ira malgastada.



Dios te salve, María... llena eres de gracia... y tu cuenta vacía... por votar a la mafia.







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