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jueves, 23 de mayo de 2019

LOS QUE NOS MATAN DESDE LEJOS...


Lo peor de una mala noticia... es que siga siendo la misma.

Perdimos la guerra, hace muchos años... es un hecho constatado. Si alguien no me cree y necesita pruebas que cuente con los dedos de los pies y de las manos las empresas del IBEX 35 directamente relacionadas con el franquismo que hoy triunfan en los mercados... que se pasee por los cuarteles... por las comisarías... que lea atentamente la circular emitida por la Fiscal General del Estado en la que se dan pautas para interpretar el delito de odio que regula el artículo 510 del Código Penal y cita al nazismo "como ideología política merecedora de protección".

(Sí, ya sé que en Alemania cumplir esta recomendación de nuestra Fiscal General es todo un delito, pero eso es otra historia y otro mundo)




A lo que iba... su guerra terminó porque la perdimos, lo que ahora perdura y nos tortura es la victoria, una constante y asumida celebración del triunfo de la injusticia, el abuso, y la impunidad, una fiesta repleta de mantillas, peinetas y negro luto que parece infinita, interminable. La nuestra sin embargo, es una guerra que comienza siempre, cada día, cada hora, y a cada instante... pero que sigue siendo la misma... aunque por otros medios... y para ganarla habremos de utilizar la mejor arma que tengamos a mano (no la peor)... y si es preciso porque no haya otra, la peor alianza (aunque sólo sea para no caer otra vez en la mejor de las catástrofes). Habremos de hacer el mejor uso de la escopeta de feria que falla, del Pablo Iglesias incongruente, de la Carmena de Guaidó, del Errejón errante y transversal, del Monedero con voz de contestador, de todos y cada uno de los pedazos, y de todas y cada una de sus aristas... y después, con la posición ya ganada, llegar lo más lejos posible, recomponer al monstruo, volver a colocar la cabeza sobre los hombros, las manos al final de los brazos y cada pierna en su lugar... y entonces, pensar y repensar en la mejor estrategia para poder ganar la siguiente batalla que llegará a no tardar

Hay (al menos) veinticuatro neonazis en el Congreso de los Diputados, allí se han acuartelado y se han hecho fuertes... justo en el corazón del sistema, allí donde se escriben las leyes, donde se decide quien vive y quien no vive... quinta fuerza política, dos millones y medio de votos, generales franquistas, el hombre con pistola, la mujer antifeminista, la diputada por Granada que una vez pasó por Granada, el negro que odia a los inmigrantes, y resto de componentes del circo... y siendo esto terrible, me temo que no es lo peor, porque no están solos en su tarea, sino que forman parte de un tripartito a punto de rozar la mayoría que necesitan los ultras más nostálgicos para reinstaurar su infierno en la tierra... que es tanto como decir "hecatombe". 

Y a pesar de que en esta estamos, decidimos apostar a lo imposible, o a lo improbable... votamos a la opción o al candidato perfecto que colma nuestras elevadas aspiraciones, aún corriendo el riesgo de que su candidatura no alcance el 5% requerido y que nuestros precisos y preciosos votos se tiren directamente a la papelera más cercana, para alegría de los monstruos... votamos por remar sin barca y sin remos para poder cruzar un río sin orillas y justo al borde de una catarata sin fondo... votamos por partirnos en pedazos y no conformarnos con ello, sino emprender campañas furibundas contra quienes nos son más cercanos y dejar el portón cada vez un poco más abierto a los que siempre nos matan de lejos.

Ya sé que todo esto no es más que política, política de campaña electoral, que es la forma más alejada de lo que debería ser la política de verdad... lo cuál supone una gran desgracia, porque ahora que buena parte de lo importante se decide, es cuando nos volvemos más cortos, más simples, más romos y menos sabios. Ahora es cuando menos soportamos los vaivenes de la vieja de Carmena o los tropezones del egocéntrico de Pablo Iglesias... ahora que existe la seria posibilidad de si no ganar, al menos empatar este partido y forzar la prórroga... ahora es cuando nos damos menos bola.

Somos tantos, tan dedicados, tan inconformistas y tan agudos, clamando para que nos cambien el final de un juego de tronos ficticio... y tan pocos y tan torpes para cambiar el futuro de este juego de tronos real... mientras alguien nos mira, y nos pregunta, algo a lo que no podemos contestar.







P. D.

Vale... os he mentido... lo peor de una mala noticia no es que siga siendo la misma... lo peor es que sea una mala noticia de la que ya te avisaron... y no hiciste nada por evitar.



Pelayo Martín.


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