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jueves, 23 de agosto de 2012

EL VALLE DE LOS MUERTOS


Supongamos, si no es mucho suponer, que dentro de mil años alguien siente curiosidad por saber cómo eran las vidas de los que habitaban el inmenso desierto en que este país se habrá convertido.

Imaginemos a esos arqueólogos del mañana mañana escarbando en las arenas, descubriendo asombrados, la excelente calidad de los materiales y la sofisticada construcción de lo que bien mereciera ser la tumba de un faraón, desempolvando con todo cuidado la inscripción de un gastado rótulo... "Hoyo 10", así es como llamarán a la tumba.


"Hoyo 10". Ni yo mismo, enterrador de enterradores, habría dado con un nombre más adecuado para  la urbanización donde nuestro ministro de economía ha decidido hacer cubil... una zona residencial de lujo donde invertir esos pocos euros con que recompensamos sus ímprobos  esfuerzos por destrozarnos la vida. 

Un paraíso (el de un sibarita) situado en plena Moraleja, un lugar seguro y controlado (el de un hombre previsor) por los más sofisticados sistemas de seguridad integral. 

El Señor Luis De Guindos, faraón de la economía donde los haya, parece manejar de manera bien provechosa la suya propia... la suya y la de su Señora esposa, que desde su recoleta empresa inmobiliaria, complementa más que adecuadamente las habilidades de su amado esposo.

Ocurrió a finales de julio y fue por algo más de 500.000 euros… todo dentro de la más estricta legalidad, a través de una promotora amiga (Reyal-Urbis, propiedad del sin par Rafael Santamaría), con el respaldo y el cariño de un banco amigo (de los 1,1 millones que la promotora pidió al banco para la construcción,  Barclays perdonó más de 600.000 cuando la vivienda pasó a manos del señor ministro), en una notaría de confianza, en medio de la crisis, sorteando hábilmente la inminente subida del IVA, y al más puro estilo del especulador de bien.

Muy próximo al aeropuerto (hombre previsor escapa por dos), con un par de plazas de garaje y trastero, con dos terrazas y 132 metros construidos, dos piscinas comunitarias, pistas de padel, lo último en gimnasio y circuito “spa”, zona relax con tumbonas térmicas...

Si cada uno de los ladrillos que componen el lujoso refugio del ex presidente de Lehman Brothers en España, se convirtiera de repente en una rata muerta y agusanada por quince días al sol, todo este asunto del ático apestaría mucho menos...

Y si aún así, lo de Don Luis fuera la excepción, tal vez podríamos darnos por satisfechos… pero no, los futuros buscadores de tumbas faraónicas estarán de suerte… “Hoyo 10” es solamente uno entre otros muchos en ese gigantesco “Valle de los Muertos” que será España. Diferentes en sus nombres, diferentes familias, diferentes dinastías, y un solo anhelo… la excelencia, la obscena exhibición de poder que todo miserable necesita para no verse a sí mismo, rodearse de lujo, cuanto más mejor, por los cuatro costados y a costa de lo que sea.


Don José Bono,  ex presidente del Congreso de los Diputados, otra víctima inocente del mal de altura… lujoso ático en un noveno piso de 260 metros cuadrados valorado en 1,6 millones de euros y situado en la calle Velázquez, pura y roja sangre del barrio de Salamanca, a tiro de piedra (no es una idea) del parque del Retiro… 

“Querida amiga, soy José Bono y vengo a vivir con mi hija Sofía a este edificio…” Así, tal cual, comenzaba la carta de salutación con que José el campechano (¿será una epidemia?), se presentaba ante sus nuevos vecinos.

A modo de anécdota, cabe destacar que la vivienda en cuestión forma parte de un edificio con larga tradición, ya que por él han pasado eminencias del pelotazo tales como el mismísimo Kaká o el ínclito Ronaldo Nazario de Lima.

Lo más curiosos del caso es que la escrituró a su nombre y al de su hija Sofía Bono Rodríguez, que con 12 añitos, ya es también  propietaria de un local comercial de la joyería Tous en el centro de Albacete. El ático del dicharachero Bono tiene una superficie de 260 metros cuadrados, alcanza un valor en el mercado de más de 1,6 millones de euros, y forma parte del sorprendente incremento en su patrimonio (casi diez millones en sólo nueve años) por el que ya tuvo que dar explicaciones ante el Tribunal Supremo… poco antes de retirarse de la sacrificada primera línea política.

En aquella ocasión la Fiscalía no vio nada raro en su estrecha relación con constructores de tan intachable prestigio como Francisco Hernando, El Pocero, Rafael Santamaría… encontró perfectamente lógico que  Santamaría regalara a los Bono dos caballos valorados en más de 200.000 euros, así como la decoración de la casa familiar en Olías del Rey… a nadie le resultó extraño que el honorable Santamaría, propietario de la promotora Reyal-Urbis (la misma que ha proporcionado su ático a  Luis de Guindos) fuera excepcionalmente generoso con los dos áticos de lujo en Estepona adquiridos por el matrimonio gracias a una permuta con un piso de menor valor en la madrileña colonia de Mirasierra…  ahora empiezo a creer en la justicia… al menos, en eso de que es ciega… aunque yo añadiría que además de ciega es sorda… y muda… y coja… y fea… y algo puta también.

Palacetes, mansiones, áticos de lujo, grandes fincas que a veces cuentan incluso con protección oficial… siempre en zonas exclusivas, siempre con lujosos acabados, pagados al contado o financiados de la forma más amable posible por un amigo banquero, rodeados de muros y guardaespaldas que mantengan bien alejados a los esclavos… así es como viven nuestros faraones… y ahí les encontrarán los arqueólogos del futuro, retorcidos en sus sarcófagos… víctimas de un último e insoportable ataque de codicia… y como toda momia, absolutamente vacíos por dentro.


Con la sangre temperada, sin insultos ni gracietas: ¿Qué clase de hombre puede dormir una sola noche en su ático de lujo, cuando con sus decisiones favorece su propio enriquecimiento a costa de la ruina de los demás, cuando durante el día participa y consiente en que una docena de familias sean sacadas a rastras de sus casas?
Esta sí que me la sé… y tú también… pero no lo digas en alto… que decir la verdad va contra la ley.


Siempre fuimos algo duros de oído, pero a fuerza de insistir, terminarán por hacernos entender que la legalidad (su legalidad) no significa nada, que las leyes ya son solo renglones retorcidos tras los que poder esconderse de la verdadera justicia, que han venido únicamente  para servirse de su posición y que no están dispuestos a marcharse… si no es a cambio de un sillón dorado.

La indignidad ha de tener un límite, y ese límite no lo marcará el parlamento ni los juzgados, ese límite está en nuestras manos… siempre estuvo ahí, aunque lo olvidáramos… aunque nos digan que lo olvidemos.

Está llegando el tiempo de cambiarlo todo, de cambiarnos a nosotros mismos y empezar a construir otros hombres, hombres diferentes a todos los anteriores, hombres a los que nunca se han enfrentado, hombres que ya no son turba violenta e ignorante, hombres conscientes de sí mismos y que transforman violencia en determinación, en la firme voluntad de no ceder nunca más el control de sus vidas y las de sus hijos.


Hombres que al fin, sean capaces de plantarse frente a su congreso, frente a su senado y frente a sus mansiones… plantarse y echar raíces si es preciso, plantarse y decir que no queremos más papeles mojados, ni más miedo, ni más mentiras, ni más canallas, ni más cuentos chinos ni más cuentas de la vieja, porque ya hemos despertado de esta larga pesadilla, porque ya no somos los que éramos.






4 comentarios:

  1. joder, hacía algún tiempo que no leía así de clarito, ...many thanks.

    [qué tal poner las fuentes de tu sesuda investigación]

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    Respuestas
    1. No hay de qué.
      En cuanto a las fuentes te diré no ha sido necesaria una sesuda investigación, que los datos están ahí, ante nuestras narices, en TODOS los periódicos (no así en radio o tv), pero eso sí, nunca en primera página, convenientemente enterrados bajo un montón de información sin demasiada importancia. Es más, te puedo asegurar que omito el 90% de los detalles porque harían demasiado larga la entrada... demasiado increíble.
      Estoy empezando a creer que la censura no existe, al menos como pensamos que existe, que la censura somos nosotros mismos, que la tenemos instalada en el cerebro y de ese modo pasamos por alto lo importante, aunque lo leamos en letras de diez metros.

      Saludo

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    2. Lo de Bono me ha insuflado más furia tiranicida, no sé porqué...

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  2. menos mal que alguien se dedica a hacer arqueología informativa!!!
    ...de calidad!

    Es cierto, la peor ceguera es la voluntaria. Lo tenemos delante de las narices pero no lo vemos.

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