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lunes, 27 de agosto de 2012

VENDO MIEDO



La primera vez que me dijeron que algo extraordinario estaba pasando en Islandia fue allá por 2010.
Durante aquellos días rebusqué en los periódicos, pero poco encontré. Solamente en el diario Público, en su edición en papel, di con un escueto artículo bien adentrado entre sus páginas. En él se describía la temeraria iniciativa de un grupo de ciudadanos que protestando ante las puertas del parlamento islandés, intentaba conseguir la dimisión del gobierno, convocar elecciones, y reescribir la constitución.

En aquellas pocas líneas apenas cabían las razones de tan estrafalarias intenciones, lo que sí había en el diminuto artículo era una clara advertencia, un implícito aviso de lo peligroso que es saltarse “el conducto reglamentario”, ya que toda aquella aventura popular podía terminar con “la democracia más antigua del mundo” y derivar fatalmente en una especie de golpe de estado de imprevisibles consecuencias.

En el resto de los medios el silencio sobre Islandia era absoluto, la decisión mediante referéndum de cubrir parte de la deuda con los bienes de los bancos que habían provocado la quiebra y aplazar el resto del pago a las posibilidades reales de su economía, no eran un asunto de la suficiente importancia para los guardianes de la información en España. Por eso, con una absoluta complicidad que duro casi dos años, callaron sobre todo lo relacionado al mal ejemplo islandés.

Hoy los islandeses tampoco son precisamente el centro de atención para nuestra “clase periodística”, su nueva constitución redactada por personas ajenas a los “profesionales” de la política no merece demasiados comentarios, su economía en pleno crecimiento parece no llamar la atención de nuestros sesudos analistas… “ya no es posible tergiversar el fenómeno, hagámoslo invisible”

La maquinaria que da o quita, oculta o deja ver, está en marcha… hoy más que nunca.


Aunque lo parezca, esta entrada no trata de Islandia… esta entrada trata de nosotros. Trata de cierto día del pasado verano, cuando durante una de aquellas interminables asambleas del 15M junto a “la ballena” de la Puerta del Sol, este que os habla, vio pasar a un grupo de no más de treinta personas en dirección al Congreso de los Diputados. Los que dirigían la asamblea ni siquiera volvieron la cara, y de entre los demás, muy pocos les prestaron atención, si acaso algunos silbidos de reprobación para los que habían decidido abandonar la plaza y llamar por fin a las puertas del reino.

Desde aquel entones esa escena se ha repetido muchas veces, pero ahora aquel pequeño grupo de treinta personas ha crecido hasta convertirse en miles… y aquellos tímidos abucheos se han terminado transformando en compañías de policías antidisturbios.

A veces me pregunto qué habrá en el Congreso de los Diputados que tanto miedo despierta en algunos, qué esconderán sus puertas cuando la pacifica presencia de unos pocos ciudadanos  hace brotar desde todas partes palabras tan gruesas como “golpe de estado” o  “asalto a la democracia”. Esto ya ocurrió en 2010, el caso islandés mereció para un periódico tan progresista  como “Publico” semejantes epítetos, y esto mismo ocurre hoy, aunque esta vez los repartidores de miedo están cuidadosamente entremezclados y mucho más dispersos… para ser más eficientes.

Los reconoceréis al instante, son los que os venderán a precio de oferta un jugoso pastel de “ándate con ojo”. Esa cosa grasienta y rancia que desde tiempos inmemoriales se sirve fría y en generosas raciones cuando surge la lejana posibilidad de cambiar el rumbo de este malherido país.
Son los amantes y guardianes de la democracia, más concretamente los amantes de “esta democracia”, los que insisten en ver al rey vestido cuando siempre fue en cueros… son los que nos harán dudar hasta convertir nuestros propios dedos en huéspedes. Nos dirán con su tono más paternal que saben de nuestras buenas intenciones, que miremos bien quién se manifiesta a nuestro lado, que no todas las compañías son buenas en según qué viajes… que dejes ya de joder con lo del Congreso… que eso no se dice… que eso no se hace… que eso no se toca.

Decidles de mi parte que si manifestarse ante el edificio que mejor representa a nuestras libertades supone una amenaza para alguien, es que algo grave está pasando con nuestra forma de entender la democracia, es que la justicia y la libertad misma ya no habitan entre esas cuatro paredes.

Seamos conscientes por una vez… aún en medio de esta gran estafa llamada crisis. Estamos a punto de traspasar las puertas de un definitivo y terrorífico escenario, donde si no ponemos remedio, se cerrará el porvenir de todos nosotros (los vende miedos y el resto).

El gobierno de Rajoy, ante la impávida mirada del resto de partidos, está negociando un memorándum con los mismísimos canallas que han provocado esta crisis. Es la hoja de ruta del desastre absoluto que arrasará este país, son las nuevas reglas que habrán de llevarnos un siglo atrás, a ese infierno de miseria e ignorancia que nos contaron los abuelos, a ese mundo que ya asoma cuando una niña enferma de cáncer tiene que dormir en una furgoneta porque han desahuciado a su familia… cuando la duquesa de Alba recibe tres millones de euros como subvención por el simple hecho de poseer miles de hectáreas de tierras abandonadas. 

¿Cuánto más ha de suceder para que veamos que esta forma de hacer política no es sino una gigantesca agencia de colocación, un templo a la injusticia? ¿Cuándo seremos conscientes de que nada ni nadie que no seamos nosotros (TODOS) puede detener esta locura?


Los hay que en el sencillo acto de manifestarse frente al Congreso ven un ataque a la democracia, a esa democracia regalada de la que se sienten tan orgullosos… son los que no saben o quizá  prefieren ignorar, que la democracia verdadera, como cualquier otro avance, se conquista… que jamás se obtiene de la mano abierta de un tirano que muere en su cama.

Algunos de ellos son los que hoy añoran lo que el PSOE de la transición nunca fue, son también los que por razones mágicas, ven en esos sindicatos mayoritarios y generosamente amamantados por el estado, el arma que nos libere de la dictadura de los mercados.

Son los que torcían el gesto hace un año cuando oían hablar de los miles de ciudadanos que llenaban la Puerta del Sol sin una convocatoria formal y sin objetivos claros, son los que menospreciaban y menosprecian lo ocurrido en Islandia porque no conviene a su ideario, los que te dirán que tengas miedo, todo el que puedas, que desconfíes de personas como Julio Anguita y Sánchez Gordillo, que sus intenciones no son del todo claras… te dirán también que después de todo, las cosas no están tan mal, que a pesar de todo aún vives mucho mejor que tus abuelos… pero lo peor no será lo que digan… peor aún es lo que callan.

Callarán que hemos llegado a un punto de la historia en el que no queda margen para otras formas de protesta más convencionales, que el pacto social es una quimera y no hay intermediación posible entre este gobierno y los expoliadores que ya llegan. Y callarán más… callarán que la única posibilidad de ganar es olvidar diferencias y aferrarnos a lo que nos une, callarán que nos encontramos bajo mínimos, que eso que nos amenaza no conoce ideologías, que su intención es devorarlas a todas, substituirlas por la nada más absoluta y hasta convertirnos en esclavos… callarán que hasta recuperar un mínimo control de nuestras vidas, debemos dejar de ver policías, perros flautas, nacionalistas, maketos, anarquistas, maestros, okupas, notarios, pensionistas… si es que no queremos perder… otra vez… y puede que para siempre.


Lo tengo aquí a mi lado, justo a mi vera… es Burt Lancaster, polvoriento, revolver en mano, mal vestido de vaquero golfo y descreído… a punto de enfrentarse a la muerte... dice que las revoluciones no existen… que en realidad nunca existieron porque solo es una… la de siempre… la de los buenos contra los malos. La pregunta es… ¿cómo saber quién es quién?

Algo de provecho tenían que traer estos tiempos, la respuesta… la verdadera… es esa que está en el aire…

Aunque seguimos sin saber quienes son los buenos… ya no caben dudas respecto a los malos.





Imagen: fondosni
Imagen: elroto

2 comentarios:

  1. me ha gustado mucho, gracias me siento sin casi nada de miedo! pero porque tambien tengo a mi lado a kirk douglas con red y tridente!

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