Durante
aquellos días rebusqué en los periódicos, pero poco encontré. Solamente en el
diario Público, en su edición en papel, di con un escueto artículo bien
adentrado entre sus páginas. En él se describía la temeraria iniciativa de un
grupo de ciudadanos que protestando ante las puertas del parlamento islandés,
intentaba conseguir la dimisión del gobierno, convocar elecciones, y reescribir
la constitución.
En aquellas pocas líneas apenas cabían las razones de tan
estrafalarias intenciones, lo que sí había en el diminuto artículo era una
clara advertencia, un implícito aviso de lo peligroso que es saltarse “el
conducto reglamentario”, ya que toda aquella aventura popular podía terminar
con “la democracia más antigua del mundo” y derivar fatalmente en una especie
de golpe de estado de imprevisibles consecuencias.
En el resto de
los medios el silencio sobre Islandia era absoluto, la decisión mediante
referéndum de cubrir parte de la deuda con los bienes de los bancos que habían
provocado la quiebra y aplazar el resto del pago a las posibilidades reales de
su economía, no eran un asunto de la suficiente importancia para los guardianes
de la información en España. Por eso, con una absoluta complicidad que duro casi
dos años, callaron sobre todo lo relacionado al mal ejemplo islandés.
Hoy los
islandeses tampoco son precisamente el centro de atención para nuestra “clase
periodística”, su nueva constitución redactada por personas ajenas a los “profesionales”
de la política no merece demasiados comentarios, su economía en pleno
crecimiento parece no llamar la atención de nuestros sesudos analistas… “ya no
es posible tergiversar el fenómeno, hagámoslo invisible”
La maquinaria
que da o quita, oculta o deja ver, está en marcha… hoy más que nunca.
…
Aunque lo
parezca, esta entrada no trata de Islandia… esta entrada trata de nosotros.
Trata de cierto día del pasado verano, cuando durante una de aquellas
interminables asambleas del 15M junto a “la ballena” de la Puerta del Sol, este
que os habla, vio pasar a un grupo de no más de treinta personas en dirección
al Congreso de los Diputados. Los que dirigían la asamblea ni siquiera
volvieron la cara, y de entre los demás, muy pocos les prestaron atención, si
acaso algunos silbidos de reprobación para los que habían decidido abandonar la
plaza y llamar por fin a las puertas del reino.
Desde aquel
entones esa escena se ha repetido muchas veces, pero ahora aquel pequeño grupo
de treinta personas ha crecido hasta convertirse en miles… y aquellos tímidos
abucheos se han terminado transformando en compañías de policías
antidisturbios.
A veces me
pregunto qué habrá en el Congreso de los Diputados que tanto miedo despierta en
algunos, qué esconderán sus puertas cuando la pacifica presencia de unos pocos ciudadanos
hace brotar desde todas partes palabras
tan gruesas como “golpe de estado” o
“asalto a la democracia”. Esto ya ocurrió en 2010, el caso islandés
mereció para un periódico tan progresista
como “Publico” semejantes epítetos, y esto mismo ocurre hoy, aunque esta
vez los repartidores de miedo están cuidadosamente entremezclados y mucho más
dispersos… para ser más eficientes.
Los
reconoceréis al instante, son los que os venderán a precio de oferta un jugoso
pastel de “ándate con ojo”. Esa cosa grasienta y rancia que desde tiempos
inmemoriales se sirve fría y en generosas raciones cuando surge la lejana
posibilidad de cambiar el rumbo de este malherido país.
Son los
amantes y guardianes de la democracia, más concretamente los amantes de “esta
democracia”, los que insisten en ver al rey vestido cuando siempre fue en
cueros… son los que nos harán dudar hasta convertir nuestros propios dedos en
huéspedes. Nos dirán con su tono más paternal que saben de nuestras buenas
intenciones, que miremos bien quién se manifiesta a nuestro lado, que no todas
las compañías son buenas en según qué viajes… que dejes ya de joder con lo del
Congreso… que eso no se dice… que eso no se hace… que eso no se toca.
Decidles de mi
parte que si manifestarse ante el edificio que mejor representa a nuestras
libertades supone una amenaza para alguien, es que algo grave está pasando con
nuestra forma de entender la democracia, es que la justicia y la libertad misma
ya no habitan entre esas cuatro paredes.
Seamos
conscientes por una vez… aún en medio de esta gran estafa llamada crisis. Estamos
a punto de traspasar las puertas de un definitivo y terrorífico escenario,
donde si no ponemos remedio, se cerrará el porvenir de todos nosotros (los
vende miedos y el resto).
El gobierno de
Rajoy, ante la impávida mirada del resto de partidos, está negociando un
memorándum con los mismísimos canallas que han provocado esta crisis. Es la
hoja de ruta del desastre absoluto que arrasará este país, son las nuevas
reglas que habrán de llevarnos un siglo atrás, a ese infierno de miseria e
ignorancia que nos contaron los abuelos, a ese mundo que ya asoma cuando una
niña enferma de cáncer tiene que dormir en una furgoneta porque han desahuciado
a su familia… cuando la duquesa de Alba recibe tres millones de euros como
subvención por el simple hecho de poseer miles de hectáreas de tierras
abandonadas.
¿Cuánto más ha
de suceder para que veamos que esta forma de hacer política no es sino una
gigantesca agencia de colocación, un templo a la injusticia? ¿Cuándo seremos
conscientes de que nada ni nadie que no seamos nosotros (TODOS) puede detener
esta locura?
…
Los hay que en
el sencillo acto de manifestarse frente al Congreso ven un ataque a la
democracia, a esa democracia regalada de la que se sienten tan orgullosos… son los
que no saben o quizá prefieren ignorar,
que la democracia verdadera, como cualquier otro avance, se conquista… que
jamás se obtiene de la mano abierta de un tirano que muere en su cama.
Algunos de
ellos son los que hoy añoran lo que el PSOE de la transición nunca fue, son
también los que por razones mágicas, ven en esos sindicatos mayoritarios y generosamente
amamantados por el estado, el arma que nos libere de la dictadura de los
mercados.
Son los que torcían
el gesto hace un año cuando oían hablar de los miles de ciudadanos que llenaban
la Puerta del Sol sin una convocatoria formal y sin objetivos claros, son los
que menospreciaban y menosprecian lo ocurrido en Islandia porque no conviene a
su ideario, los que te dirán que tengas miedo, todo el que puedas, que desconfíes
de personas como Julio Anguita y Sánchez Gordillo, que sus intenciones no son del
todo claras… te dirán también que después de todo, las cosas no están tan mal,
que a pesar de todo aún vives mucho mejor que tus abuelos… pero lo peor no será
lo que digan… peor aún es lo que callan.
Callarán que hemos
llegado a un punto de la historia en el que no queda margen para otras formas
de protesta más convencionales, que el pacto social es una quimera y no hay
intermediación posible entre este gobierno y los expoliadores que ya llegan. Y
callarán más… callarán que la única posibilidad de ganar es olvidar diferencias
y aferrarnos a lo que nos une, callarán que nos encontramos bajo mínimos, que eso que nos amenaza no conoce ideologías, que su intención es devorarlas a todas,
substituirlas por la nada más absoluta y hasta convertirnos en esclavos… callarán
que hasta recuperar un mínimo control de nuestras vidas, debemos dejar de ver
policías, perros flautas, nacionalistas, maketos, anarquistas, maestros,
okupas, notarios, pensionistas… si es que no queremos perder… otra vez… y puede
que para siempre.
…
Lo tengo aquí
a mi lado, justo a mi vera… es Burt Lancaster, polvoriento, revolver en mano, mal
vestido de vaquero golfo y descreído… a punto de enfrentarse a la muerte... dice que las revoluciones no existen… que
en realidad nunca existieron porque solo es una… la de siempre… la de los
buenos contra los malos. La pregunta es… ¿cómo saber quién es quién?
Algo de provecho tenían que traer estos tiempos, la respuesta… la verdadera… es esa que está en
el aire…
Aunque seguimos
sin saber quienes son los buenos… ya no caben dudas respecto a los malos.
Imagen: fondosni
Imagen: elroto
Imagen: caligrafíasurbanas
me ha gustado mucho, gracias me siento sin casi nada de miedo! pero porque tambien tengo a mi lado a kirk douglas con red y tridente!
ResponderEliminarEsa es la idea... que todos seamos Espartaco.
Eliminar