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jueves, 29 de diciembre de 2011

EL DÍA DE LOS INOCENTES


Como decía García, el rumor es la antesala de la noticia.

El final del llamado "día de los inocentes" es ya un hecho. La reciente publicación en el BOE de la nueva ley que impedirá la celebración de esta vieja e inútil costumbre, es otra muestra más del impulso reformista y liberal que, a pesar de los agoreros, convertirá a España en ese país moderno y vanguardista que todos queremos.

Basta ya de absurdas celebraciones y pueblerinas costumbres, enfrentemos la realidad de una vez y admitamoslo. ¿Qué sentido tiene conmemorar el día de algo que ya apenas existe?

Sumemos.

La lista de los 123 imputados que se presentaron a las últimas elecciones.
Los militantes y dirigentes que no hicieron nada dentro de su própio partido por evitar tamaña desverguenza.
Los 350 diputados que lejos de atarse a los leones del congreso, cuanto menos ocultaron la aprobación de ese retroceso al siglo XIX que supone "el nuevo contrato de trabajo de carácter no laboral".
Los veinte millones de españoles que participaron en las elecciones pasadas a pesar de los pesares, a pesar de saber que votaban a los esclavos de los siervos de un criado.

Los que quedan, los verdaderos inocentes, los que pierden su casa por una crisis que no provocaron, los enfermos que padecen una larga lista de espera que ya está costando vidas, los jóvenes que están condenados a entrar en un mercado laboral que ya es de esclavos, los mayores que cobran pensiones ridículas tras cotizar más de treinta años... ellos, los prisioneros de esta farsa en forma de golpe de estado, ya no quieren que se celebre su desgracia.
Son inocentes, son los protagonistas estelares de este chiste macabro... y no tienen el cuerpo para fiestas.


Ver Mapa de Corrupción por Partidos Políticos en un mapa más grande


La legislación española no es más que el manual de injusticia e impunidad que todo delincuente necesita para medrar en este inmenso pantano. La ley no pone inconveniente alguno a que una persona se presente para ser elegido alcalde, concejal o diputado autonómico estando imputado.
Sin embargo, esa misma legislación en el artículo 177.2 de la ley Orgánica 5/ 1985, de 19 de junio, del Régimen Electoral General, establece que si un ciudadano debe la tasa de la recogida de basuras ya no puede presentarse a las elecciones municipales.

Si un vecino le debe un sólo euro al ayuntamiento no puede ser elegible.
Si un simple concejal ha sido denunciado por robar mil millones, si el juez responsable del caso ha investigado y ha encontrado indicios de delito y determina que esa persona debe ser juzgada... entonces sí, entonces podrá presentarse a unas elecciones para enmerdar un poco más este lodazal que llamamos democracia.

¿Para cuándo "El día de los culpables"?

3 comentarios:

  1. Pelayp, por favor, no te olvides de la presunción de inocencia. A ver si me vas a salir ahora tú un Torquemada o Savonarola, hombre de Díos. Siempre hay que tener fé y reconocere que todos los políticos no son iguales aunque lo parezca (aunque la realidad se empeñe en que lo parezcan).

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  2. Tápate Gastón que voy en llamas...

    Una casta que en bloque consiente (no he visto quemados a lo bonzo) en la concesión in extremis de un indulto al primer espada del Santander, un individuo juzgado y condenado está en la calle y riéndose de todos nosotros, por los santos cojones de una banda de canallas sin escrúpulos...
    Una casta que que comete el AGOSTICIDIO de modificar la constitución para que los bancos cobren su dinero aún a costa de cualquier necesidad pública...
    Una casta que mantiene a la inmensa mayoría de la población de este país bajo el umbral de la pobreza mientras que sus dirigentes y terratenientes mantienen unos sueldos absolutamente obscenos...

    Una casta así, mi querido Gastón, sólo merece PRESUNCIÓN DE CULPABILIDAD.
    Todos a la puta calle, todos culpables, todos condenados (por acción o por omisión), y ya pueden dar gracias al becerro de oro en el que creen, las nuevas generaciones no están por la violencia... de no ser así ya se habrían levantado las primeras guillotinas en La Puerta del Sol.

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  3. ¡Y se me olvidaba! Aún mandándolos a todos a la hoguera, yo no sería un Torquemada, ese mataba inocentes... yo sólo culpables.

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