El hombre más desgraciado del mundo no es aquél que ha perdido su trabajo y su casa.
Tampoco el que se retuerce por dentro al sentirse responsable de la desdicha de su familia, culpándose cada noche por haber firmado aquella maldita hipoteca que un mal día, un sonriente director de banca le alargaba sobre la mesa.
Ni siquiera el que destruida su vida, pierde toda esperanza y sabe a ciencia cierta que la de su hijo será incluso peor.
El hombre más desgraciado del mundo es el que dentro de poco tendrá que explicar a sus hijos en qué consistía aquél trabajo con el que se ganaba la vida.
Ese hombre que jurará por lo más sagrado no haber golpeado nunca a personas indefensas, a los pocos que un día, protestaron por sus derechos... por los derechos que esos hijos ya no conocerán jamás.
Ese hombre que nunca hizo ascos a convertirse en un ser brutal y sádico, en un golem desquiciado incapaz de distinguir entre hombres, niños, o ancianos.
El hombre más desgraciado del mundo es el que a no tardar, se morderá las manos de pura desesperación porque se sabrá cómplice, culpable de ese mundo que ha construido golpe a golpe para que devore también su vida y las de los suyos. Puede que alguno de ellos le pregunte un día la razón de todo aquello... y no habrá respuesta, sólo vergüenza.
Sus hijos no tendrán derecho a una educación libre, ni a una sanidad pública, ni tan siquiera podrán reclamar por ellas porque otros hombres que ahora son como fue su padre, se lo impedirán. El círculo se habrá cerrado y nadie escapará, vivirán una existencia llena de humillaciones y explotación, y aún así... ellos nunca serán tan desgraciados como su padre.
Tampoco el que se retuerce por dentro al sentirse responsable de la desdicha de su familia, culpándose cada noche por haber firmado aquella maldita hipoteca que un mal día, un sonriente director de banca le alargaba sobre la mesa.
Ni siquiera el que destruida su vida, pierde toda esperanza y sabe a ciencia cierta que la de su hijo será incluso peor.
El hombre más desgraciado del mundo es el que dentro de poco tendrá que explicar a sus hijos en qué consistía aquél trabajo con el que se ganaba la vida.
Ese hombre que jurará por lo más sagrado no haber golpeado nunca a personas indefensas, a los pocos que un día, protestaron por sus derechos... por los derechos que esos hijos ya no conocerán jamás.
Ese hombre que nunca hizo ascos a convertirse en un ser brutal y sádico, en un golem desquiciado incapaz de distinguir entre hombres, niños, o ancianos.
El hombre más desgraciado del mundo es el que a no tardar, se morderá las manos de pura desesperación porque se sabrá cómplice, culpable de ese mundo que ha construido golpe a golpe para que devore también su vida y las de los suyos. Puede que alguno de ellos le pregunte un día la razón de todo aquello... y no habrá respuesta, sólo vergüenza.
Sus hijos no tendrán derecho a una educación libre, ni a una sanidad pública, ni tan siquiera podrán reclamar por ellas porque otros hombres que ahora son como fue su padre, se lo impedirán. El círculo se habrá cerrado y nadie escapará, vivirán una existencia llena de humillaciones y explotación, y aún así... ellos nunca serán tan desgraciados como su padre.
Posdata:
Si ha de ser así, si su misión consiste en hacer de hombres esclavos, sea, pero que sea con dignidad. ¿Es que ya ni siquiera tenemos derecho a sátrapas sin minusvalías vocales-cognitivas?
"...el término minusvalía (handicap) hace referencia a la existencia de una barrera presente en el individuo, como consecuencia de una deficiencia o una discapacidad, la cual limita o impide el desarrollo del rol que sería esperable en ese individuo en función de su edad, sexo y situación social y cultural."
(DEFICIENCIAS, DISCAPACIDADES Y MINUSVALÍAS - FRANCISCO J. VAZ LEAL Y Mª ANGELES CANO CARRASCO / Área de Psiquiatría. Facultad de Medicina de Badajoz.)
Imagenes vía: EL PAÍS
Excelente relato, en todos lados nos quitaron nuestros derechos, sin preguntarnos. Una ley Antiterrorista, en Argentina, puede calificar de terrorista a un manifestante en la calle, JA. Pero si miramos al mundo en Macro, es mas descabellado. Matan, dan Hambre a la gente, los oprimen, los bombardean. Solo por las riquezas de su pais.
ResponderEliminarExcelente.
Rubén
A veces todo es tan frustrante... saber que con sólo desearlo podríamos cambiar tantas y tantas cosas. Todo depende de nosotros, y sin embargo preferimos mirar para otro lado, pensar que no es nuestro problema. Somos raros.
EliminarUn abrazo
Si unos malnacidos y unos canallas.
ResponderEliminarBuen relato y muy bien escrito.
Un abrazo, y muchas gracias.
Gracias a ti y a todos.
EliminarUn beso
A buen entendedor....
ResponderEliminarSigo sin entender a ese trabajador cuya misión es apalear, maltratar, a aquellos que piden más dignidad y respeto en sus trabajos o en la sociedad en general.
Saludos
Intento comprender antes de sulfurarme... de verdad que lo intento... visito foros de policías y procuro no ser demasiado subjetivo, pero apenas encuentro nada a lo que agarrarme, sólo veo miedo, ese miedo que nos hace dar palos de ciego contra todo y contra todos mientras juramos ser valientes.
EliminarConfio en que poco a poco eso también cambiará, cuando las circunstancias sean tan duras que nos obliguen a apretarnos los unos contra los otros, tal vez entonces ya no habrá miedo, tal vez entonces seamos de verdad valientes.
Pelayo porque no le explicas estas cosas a la Sra. Delegada del Gobierno de Madrid, que según se manifiesta parece ser muy comprensiva sobre todo con los del 15-M. Igual te escucha y hasta viste a los maderos de color fucsia, cuando la primavera de El Corte Inglés
ResponderEliminarLa señora Delegada del Gobierno está para lo que está, no para pensar, no para escuchar, no para sentir, sí para obedecer.
EliminarGenial! Me ha gustado mucho, pongo el enlace en mi blog para que puedan leerlo.
ResponderEliminarSaludos!
Gracias Kris, todo tuyo.
EliminarUn beso
Da que pensar eh?... estoy al corriente de las noticias, pero leerlo aquí, tal y como lo has escrito tú. Me ha dejado cavilando.
ResponderEliminarUn abrazo.
A mí más que pensar, me da por inflamarme. Ando muy quemado, esa es la verdad... pero los del circo ya me han subido el sueldo tres veces.
EliminarEl señor escribe derecho con renglones torcidos...
Otro abrazo
(Si es que te atreves)