"Señorías, pueden ponerse el pinganillo"
VERA GUTIÉRREZ CALVO - Madrid - 18/01/2011 EL PAÍS
"Había más expectación por cómo lo iba a decir -en catalán- que por lo que dijo. El senador socialista Ramón Aleu, de la Entesa Catalana, ha sido esta tarde el primero en utilizar una lengua cooficial para defender una moción en un pleno de la Cámara Alta..."
Llueve a cántaros, jarrean diluvios, diría yo, y a pesar de ello nuestros queridos padres de la patria no se han tocado ni un euro de sus pensiones y sueldos.
Eso lo dejarán probablemente para el comienzo de la próxima legislatura, ya a salvo de la ira votante.
Entonces se incrementaran sus siempre mejorables emolumentos. Aún así lo harán a escondidas, sin hacer ruido, tal vez por la noche... con las cortinas cerradas.
Darán de nuevo toda una lección de consenso, de "responsabilidad política". (Cuánto les gusta decir esas dos palabrejas justo antes de alguna fechoría)
Hoy nos obsequian con otra más, con una que si no supone un gran estropicio, es de las que escuecen.
Para mí es como si se autorizara la lapidación con libros, como si se legalizara la utilización de algo único y hermoso para hacer mamarrachadas.
Y es que utilizar un idioma para no entenderse es el colmo de la estupidez.
No quiero entrar (que podría) en el despilfarro inútil que supone este numerito en el Senado, lo que si quiero es dar a esas mentes preobtusas un buen pescozón.
A lo mejor así recuperan el riego sanguíneo suficiente como para que sus menguados cerebros repunten siquiera durante un segundo. Con eso bastaría para que cayeran en la cuenta de que no se protege un idioma zarandeándolo como enseña nacional.
Un idioma es el aliento con el que respira la cultura, la llave que abre las almas de los que lo utilizan.
A un idioma no se le protege cuando se usa con pinganillos pagados con dinero público. Se le protege amparando las formas en que se materializa, protegiendo un sistema educativo que está en fase de derribo, promocionando la difusión de todas sus facetas artísticas y poniendo freno a sus mercaderes. (Que una hipermercantilizada empresa editorial o la autoedición, no sean casi las únicas salidas de una obra literaria)
Un idioma no es una bandera, ni una nación, ni un mapa.
Hágannos un favor señorías, sálvennos de ustedes mismos y mantengan sus sucias manos alejadas de las cosas de pensar. Sigan como hasta ahora. Bailen el agua y engorden esa ola nacionalista-neoliberal que se nos viene encima, perseveren en la árdua tarea de pulverizar todo lo público, pergeñen pactos contranatura, celebren esos aquelarres transfugistas que tanto les entretienen... sigan, en fin, con sus mezquindades de todos los días, al fin y al cabo son tantas y tan variadas...
Imagen: Ernesto Rodera
A mi personalmente me parece un derroche de dinero público
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