La sabiduría es la capacidad de aplicar la inteligencia a determinado pensamiento o experiencia con el fin de obtener una conclusión, que a su vez, nos proporcionará un mayor entendimiento y margen de reflexión.
Es también la facultad innata de sintetizar lo complejo, de descender a lo más simple, y desde allí, separar lo bueno de lo malo, lo hermoso de lo horrendo, lo razonable de lo absurdo...
Afirman los psicólogos que no guarda relación alguna con las habilidades cognitivas medidas por los exámenes de inteligencia, que aunque en determinados casos puede apoyarse en eso que llamamos "experiencia", no puede ser enseñada.
La sabiduría es, en definitiva, el modo adecuado de aplicar la esencia del conocimiento humano, pues va mucho más allá que el mismo intelecto y revela lo más elemental de la Vida.
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Es para mí todo un honor presentarte a un sabio, uno de esos seres especiales que a pesar de los tiempos que corren, de todo el ruido y toda la locura, señalan el camino y mantienen este absurdo planeta en una sola pieza.
Se trata, nada más y nada menos, que de un ser humano, de un ser humano en toda la extensión de la palabra, de eso en lo que deberíamos habernos convertido al cabo de millones de años de evolución.
Sus palabras son sencillas, los sabios siempre hablan de ese modo. Sus conclusiones son tan profundas y abarcan tantos aspectos de nuestra vida que no pueden esconderse detrás de pensamientos complejos y enmarañados... su mensaje es tan puro que no necesita de artimañas.
Él lo sabe todo, lo indispensable, lo superfluo, nada parece lo suficientemente complejo para escapar a su entendimiento.
Su mirada... no te pierdas su mirada, porque de hacerlo, la mitad de su verdad quedaría en nada... y eso no te lo perdonarás nunca.
Escucha su corazón, siente sus palabras, despréndete (si puedes) de ese lastre que supone el convencionalismo y los prejuicios, plántate desnudo (si te atreves) frente al demoledor sentido común que habita en cada pestañeo de sus ojos...
Y si nada de todo esto te basta, si aún así crees que todo está perdido... resístete a esa sonrisa que puntualmente, llegará a tus labios con sus dos últimas palabras.
No sabe nada... absolutamente nada... es uno de los mayores sabios que he conocido.
Los sabios tienen las mismas ventajas sobre los ignorantes que los vivos sobre los muertos.
Aristóteles (384 AC-322 AC)
Gracias Pata
Jooooder!
ResponderEliminarNo le llegamos ni a la altura del betún. ¡Bravo!
Este ser es una magnífica medicina contra la extendida enfermedad que nos hace confundir a un niño con un idiota, contra la infundada esperanza de que con los años sabremos más...
ResponderEliminarUn abrazo compañero
Pelayo, también a mí me ha parecido un personaje como pocos he visto: sabio como dices, y tal vez llegue lejos en la vida... tanto como se proponga. Por desgracia, me atrevería a decir, creo que abundan más de lo que podríamos imaginar, y es ese mundo "adulto" el que va acabando con estos sabios.
ResponderEliminarMe ha encantado la entrada y el vídeo. He "arrastrado" el vídeo hasta mi "otro" blog, y he colocado el enlace con este tuyo... si me lo permites, claro está.
Un cordial saludo.
Me alegro de que te haya gustado.
EliminarNo corren buenos tiempos para mensajes como este, no son del agrado del sistema, así que no queda otra que transmitir este tipo de cosas, hacer que lleguen a todas partes, y si es posible, que se hagan un hueco entre toda la "información oficial", tenemos esa obligación, nadie lo hará por nosotros... mientras nos dejen respirar.
Gracias por colaborar compañero.
Un abrazo fuerte.