FOCOS DE BOHEMIA

Pues qué quieres que te diga... que cada día me gusta más el fútbol...

No, espera... no te vayas... deja que te explique...

Que ya lo decía Albert Camus...

"... Porque, después de muchos años en que el mundo me ha permitido variadas experiencias, lo que más sé, a la larga, acerca de moral y de las obligaciones de los hombres, se lo debo al fútbol."

Yo, como Camus, adoro el fútbol, pero ahora me refiero a él como un medio de ver más allá, como espejo infalible del que servirse para romper con esa estafadora que llamamos realidad. Ahí está nuestro yo más desnudo... deformado, eso sí... pero si ladeamos la cabeza y entrecerramos los ojos...

No te me ofendas, que otros se han servido para el mismo fin de artimañas parecidas...

Aquellos espejos del callejón del gato frente a los que Valle Inclán plantaba a sus personajes, a su España, y a sus españoles. Espejos cóncavos que devuelven una imagen tan real por lo distorsionada, objetos simples para diversión de los simples... el fútbol  y los espejos... los espejos y el fútbol.

Por alguna razón tenía que ser que a los más preparados, a los más lúcidos, a los que sitúo por encima de la media, a esos... a esos no les gusta esto del fútbol... como antaño no les gustaban los espejos.  Rechazan tan burdo entretenimiento de feria porque, aún inconscientemente, sospechan de la terrible realidad que puede reflejar un balón.

Valle Inclán tenía razón... siempre la tenía, hasta cuando erraba la tenía, dicen los que le conocieron. Aquél viejo cascarrabias sabía que los ojos no están hechos para atrapar la verdad, sino más bien para escapar de ella, para mostrarnos como no somos, apenas un esbozo de lo que soñamos ser.

Ayer un sucio espejo en un oscuro callejón, hoy un simple partido de fútbol... y con tan poca cosa, basta para descubrir la farsa, la insoportable hipocresía de todo un país.

Jugar sin un sólo delantero es jugar al ataque... y no como esos rácanos  italianos o ese tal Mourinho... todo el mundo lo sabe.

No es un rescate, es un préstamo a un ventajoso interés...

Los chicos de la roja vuelven, pero los impuestos de las primas del pasado campeonato en Sudáfrica, nunca regresaron con ellos... se quedaron allí.

El "préstamo" europeo es para capitalizar la banca, no acarreará más recortes ni reformas... pero se suma a la deuda... esa que hace subir la prima de riesgo... esa que que estamos obligados a reducir con más y más recortes...

Cuánta mentira disfrazada de mentira...

Se equivocan los que piensan que España es el país de la envidia, se equivocaba el gran Fernando Fernán Gómez al pensar que España es el país del desprecio... sólo acertó Valle Inclán... España es el país del esperpento.

Una espesa y agria mezcla de comedia y tragedia, de elegía y sátira, de lo ridículo y lo funesto... eso es el esperpento.

Contemplo el palco de autoridades, leo el periódico, e imagino lo qué diría Max Estrella, el artista bohemio, el que era libre y pobre por naturaleza, el que señalaba con valentía la mediocridad de aquella sociedad burguesa. Un tiempo aquél en que la política, y los que la administraban, daban pasos y pasos por un camino que hoy ya conocemos, el que conducía hacia unas de las formas de poder más autoritarias que el mundo haya conocido (recordemos que estamos en un momento crítico en Europa, el auge de los totalitarismos en España, Italia y Alemania), un tiempo en el que la corrupción política era norma común,  un tiempo en el que las desigualdades sociales eran tales que la mayoría de la población dormía en cuevas y chiscones de escalera, un tiempo en el que se represaliaba brutalmente a todo aquél movimiento que pretendiera cambiar tan injusto sistema...

Y hacia allá vamos... a toda máquina... impulsados por las miradas dulces y sintéticas de Felipe y Leticia, por los forzados aspavientos de Rajoy, por todos aquellos que silbaron a un Rey en retirada, y aplaudieron ante la presencia de uno de los mayores responsables de nuestra ruina... y la de nuestros hijos.

Mi capacidad de desastre casi ha llegado a su límite. No hay modo de escapar. Lo ruín y lo absurdo ya no habitan solamente en los palacetes y los ministerios, se vierte en todas direcciones, lo impregna todo, y lo que es peor... creo que siente especial predilección por las buenas gentes, por las gentes sencillas que sin desear el mal, caen en la mayor de las indolencias, en esa especie de tozudo conformismo que a todos terminará por arrastrarnos el fondo... y a sabiendas de esto, no he podido más que sonreír a ese que todo lo ha perdido y ahora salta alborozado porque "la roja" acaba de marcar.

En los focos de los estadios están la nuevas "Luces de bohemia". En sus gradas están todos los "Max Estrella", todos los "Don latino", todos los "Pica Lagartos", todos los "Zaratustra"... y en sus palcos el esperpento en su máxima expresión. Es como si el siglo no hubiera pasado, como si se repitiera la trágica y grotesca parábola de ese país deforme, injusto y opresivo, que refleja la novela.

DON LATINO: ¡Estás completamente curda!
MAX: Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.
DON LATINO: ¡Miau! ¡Te estás contagiando!
MAX: España es una deformación grotesca de la civilización europea.
DON LATINO: ¡Pudiera! Yo me inhibo.
MAX: Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas.
DON LATINO: Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato.
MAX: Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta, Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas.
DON LATINO: ¿Y dónde está el espejo?
MAX: En el fondo del vaso.
DON LATINO: ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo!
MAX: Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España.
DON LATINO: Nos mudaremos al callejón del Gato."

Y después de esto aún tengo la osadía de seguir escribiendo, como si hubiera algo que decir que ya no esté dicho, con la soberbia pretensión de remediar lo que hombres como Don Ramón Valle Inclán terminaron dando por perdido.

Hoy dudo de todo, este ha sido un mal día, ya no tengo tan claro que la mejor manera de cambiar el mundo sea con simples palabras. En 1920 dijo Don Ramón "Arte no. No debemos hacer Arte ahora, porque jugar en los tiempos que corren es inmoral, es una canallada. Hay que lograr primero una justicia social".

Y Don Ramón nunca se equivocaba.



Salutem plúriman.