Lo bueno de las situaciones desesperadas
es que casi nada de lo que hagas parece mala idea.
Ayer noche una multitud rodeó la sede del
Partido Popular y razones no faltaban. Ese inmenso tumor que supone la
corrupción política estallaba de nuevo, esta vez en forma de 22 millones de
euros en cierta cuenta de un banco suizo.
Cada uno de esos millones representa otro
monumento más a la ignominia, otro paso hacia ese lugar que nadie se atreve a
llamar por su nombre, a señalarlo siquiera… eso que unos llaman vacío,
renovación, caos, segunda (verdadera) transición, revolución, refundación… eso
que ya no espera, eso que viene hacia nosotros.
Hoy se ha convocado una manifestación
frente a las oficinas del PP… gran error de unos... gran acierto de otros... porque mucho me temo que la fábrica de todos los "Barcenas" no está en la calle Ferraz... sino en La Carrera de San Gerónimo.
Nada peor en estos momentos que
particularizar la protesta sobre la cara B de los autores del mayor latrocinio
perpetrado en la historia reciente de España. Nada más dañino para los
intereses de las víctimas y nada más conveniente para los ladrones, que entrar
de nuevo en ese juego de tronos que tanto daño nos ha hecho.
Hartos de sus miserias, no nos hagamos
miserables. Hartos de que nos engañen, no nos engañemos a nosotros mismos.
Casimiro Municio, uno de los últimos
verdugos que allá por los años treinta, decía siempre a los condenados justo
antes de darles fin: “No soy yo el que te mata, son ellos y tus pecados”
No es Luis Bárcenas el que roba, no es el
Partido Popular el que roba, el responsable de todo esto no tiene cara, ni
siglas, es un viejo entramado que se alimenta de impunidad y abuso de poder… eso,
y el más imperdonable de nuestros pecados, el que cometimos al desentendernos y
entregar la política en manos de estos mozos de mercados…
Lo que realmente nos mata no es el
delito, sino la ineficiencia (la complicidad) de los que deberían pulsar los
botones rojos… y por más que lo queramos esa red de alarmas no tiene su central
en la calle Génova… ni en ningún otro lugar que no sea el Parlamento.
Aproximarse siquiera a ese perverso juego
de volver a hacer distingos entre PP-PSOE es el mayor riesgo que podemos
correr, es retroceder hasta donde estábamos hace un par de años, el billete de
regreso a aquél zafio mundo en el que Zapatero era menos malo que Rajoy y Rajoy
heredaba una catástrofe llamada Zapatero… en el que los sindicatos mayoritarios
prometían una lucha encarnizada en contra de los recortes de derechos
laborales… en el que al parecer nadie se suicidaba por estar arruinado… en el
que un ERE siempre era noticia.
Rodear la sede del PP es rodear la
realidad y pretender una verdad más amable y menos trágica, es fantasear con que
habitamos un país normal donde solo unos cuantos se llenan los bolsillos con
dinero público… es tanto como repetir apuesta en una vieja ruleta trucada con
la vana esperanza de reventar la banca… en lugar de quemar el casino.
Sólo si queremos permitir que alguien
encienda otra vez los focos, esos focos que alumbran únicamente una zona de la
pista… ahora al payaso listo… ahora al payaso tonto… sólo si queremos eso… que
nos traten como a niños, acudamos a las sedes de los partidos implicados en el
último escándalo y démosles la oportunidad de recuperar la protección de sus fieles
seguidores.
No dejo de oírlo…
Si guardo silencio, puedo escuchar ese
característico sonido… el de alguien frotándose las manos, un sonido de antes,
un sonido en stereo… llega desde las calles de Ferraz y Génova… allí se relamen ante la posibilidad de volver a lo de antes del diluvio… a la era del “y tú más”… cuando los
niños querían tanto a papá como a mamá... mientras mamá se lo montaba con el señor del banco, y papá se lo gastaba en putas.
Coincido con tu percepción. Hay que superar la lógica bipartidista que nos ha traído hasta aquí. Pero a la gente le cuesta después de tantos años entretenidos con el dichoso jueguecito.
ResponderEliminarPerros viejos no aprenden trucos nuevos...
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con tu planteamiento.Ya no se trata de izquierdas o derechas,entre otras cosas porque la izquierda ya no existe,se esfumó entre los efluvios del poder y la riqueza.Se trata más bien de buscar nuevos métodos,nuevos cauces para gobernarnos a nosotros mismos en este país tantos años mal gobernado.
ResponderEliminarSaludos Pelayo.
Pues fíjate tú Jerónimo que durante un tiempo yo también creí eso mismo... ahora ya no, ahora estoy seguro de que la izquierda si existe... lo que pasa es que la tenemos sin usar... nuevecita y sin sacar de la caja...
EliminarAbrazo