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viernes, 27 de julio de 2012

REPETIDO Y OLVIDADO


Os propongo un reto... mejor dicho, un ejercicio de agudeza visual.

Todo consiste en prestar atención durante un momento a las palabras que vienen a continuación, en leerlas pausadamente, tanto da si andas vacío de convicciones políticas o si vas hasta arriba de conciencia social. Sea cual sea tu caso, te aventuro una mayúscula sorpresa, y no será porque el mensaje sea novedoso, que no lo es... sino porque al llegar al último punto y final pensarás (y harás bien):

"¿Y esta era la sorpresa? ¡Si esto ya se ha dicho muchas veces!"

Y yo te daré la razón... nada nuevo bajo el sol.

Pero entonces... antes de nada, dame tu palabra... jura que no dirás "sí" con la cabeza al leer ese párrafo, esa idea tan común, tan de toda la vida, tan importante... que a fuerza ser sabida, ya casi habíamos olvidado.

Con ella te dejo, con Beatriz Gimeno, que ella sabe de lo que habla, y sin ninguna necesidad de darle tantas vueltas a las palabras.

20/julio/2012 - EL PLURAL
"Durante años nos hicieron creer que todos éramos clase media. Es cierto que vivíamos mucho mejor que nuestros padres y no digamos que nuestros abuelos, es cierto que vivíamos instalados en cierta prosperidad (aunque jamás alcanzo a todos), pero el aumento del consumo funcionó como un cebo que hizo creer a prácticamente todo el mundo que tenían control sobre sus vidas, característica de la clase media. Casi parecía no existir la clase trabajadora. Convencer a la gente que pertenece a la deseada clase media tiene el objetivo de enmascarar sus verdaderos intereses para que así puedan apoyar políticas que, en realidad, les perjudican; al perder la conciencia del lugar social al que se pertenece se reduce o se hace desaparecer el antagonismo de clase y así, los trabajadores más acomodados, en lugar de sentirse explotados por los poderosos se sienten amenazados por los que aun son más pobres que ellos. Se trata de enmascarar en lo posible las diferencias sociales, la desigualdad, sus causas y consecuencias. Si uno no sabe dónde está mal puede entender nada."

Todo ese espejismo se ha sostenido en las últimas décadas sobre la ficción del precio de la vivienda, que hacía pensar a las familias que tener una casa, aunque fuera hipotecada, era tener un bien que subía de precio al día siguiente de comprarlo y que no dejaría de subir indefinidamente. El estallido de la burbuja estalló también esa ilusión, entre otras cosas porque la inmensa mayoría de las personas no estaban comprando un piso sino adquiriendo una deuda impagable, aunque ellos no lo supieran. La supuesta propiedad de la vivienda y sus precios inflados enmascaraban en todo caso la realidad, incluso en el momento más alto del boom las estadísticas eran persistentes: además del paro, el 60% de los salarios nunca superaron los mil euros o menos. El alto precio de la vivienda sólo beneficiaba, en realidad, a quienes, por tener otros bienes u otras viviendas, podían utilizar ésta como valor de cambio, para especular, pero no a quienes tenían que utilizarla para vivir y, peor aun, para quienes contraían deudas estratosféricas en relación con su salario real. El fin de la burbuja ha puesto de manifiesto la realidad y todos sabemos lo que ha ocurrido.


Ya sabemos que no somos clase media. Nunca lo fuimos. Pertenecen a la clase media aquellas personas que pueden mantenerse con sus propias rentas, aunque sean pequeñas; aquellas que no dependen absolutamente de un único salario para poder vivir, aquellas que en caso de quedarse sin trabajo pueden razonablemente esperar encontrar otro sin que su nivel de vida se vea alterado. Es decir, sí, pertenecen a la clase medias aquellas personas que tienen control sobre sus vidas. Todas aquellas otras personas, la inmensa mayoría, cuya única fuente de ingresos es el salario, sea este bajo, muy bajo o normal, están vendidas. Esta crisis ha demostrado lo fácil que es que cualquiera que dependa de un salario (y no digamos ya si además tiene una deuda con el banco) se deslicen, por quedarse sin aquel o por ver recortado su sueldo, no ya hacia la clase trabajadora, de la que nunca han salido, sino directamente a la pobreza. Aunque la familia sigue siendo el gran colchón social, si una persona depende sólo de un salario que da únicamente para vivir, su vida no le pertenece enteramente ya que ésta puede ser convertida como acabamos de ver, en una condena. Pueden bajar los salarios hasta el límite de la subsistencia o más abajo, pueden acabar con cualquier protección social, pueden despedirnos y dejarnos en la miseria, pueden precarizarnos, pueden convertir la vejez o la enfermedad en un infierno, pueden aterrarnos, someternos, explotarnos, pueden hacer que trabajemos gratis o a cambio de comida… Pueden hacer esto y hacerlo, además, de un día para otro. En eso consiste la lucha de clases, en eso ha consistido siempre y en eso estamos. En que quienes no tenemos más que nuestro trabajo para vivir podamos tener control sobre nuestras vidas, que no puedan apropiarse otros de ellas, que no seamos cuerpos biológicos cuyo único valor es el productivo. En resumen: esto se llama capitalismo, somos la clase trabajadora convertida en masa laboral y la solución es simple y compleja y se conoce hace mucho: hay que combatir el capitalismo porque es injusto, es inhumano y porque va a acabar con todo."

¿Sorprendido?


Para esto sirve repetir las cosas importantes, las imprescindibles... para sentirte como te sientes ahora.



Gracias Beatriz...

10 comentarios:

  1. ESTAMOS EM GUERRA!! ALWMANIA PERDIÓ EN EL SIGLO 20 SUS GUERRRAS CONTRA EL MUNDO.... PUES ESTA ES UNA GUERRA ECONOMICA....CON QUIEN SE HAN ASOCIADO?? PUES PARADOJICAMENTE CON LOS JUDIOS QUE SON LOS QUE TIENEN EL PARNÉ... "GUERRA MACROECONOMIA"Y ESO ES LO QUE HAY. POR QUE DE DINERO ESTAN LOS BANCOS LLENITOS....Y LO DEMAS SON CUENTOS CHINOS....

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    1. Es que esta vez no quedaría bien bombardear Madrid... el rojo sangre no encaja con el azul telediario, no hay manera de meterlo entre los anuncios de crema de baba de caracol y los bífidus activos.
      No importa que todos nos convirtamos en mendigos... pero eso sí, siempre y cuando salgamos a pedir sólo por la noche.

      Dos arrobas de besos

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  2. Falta un calificativo importante: el capitalismo ha llegado a ser ya profundamente irracional. Un operativo que ya no produce más que males (incluida una clase rica completamente imbécil, oligofrénica) pues es sencillamente absurdo insistir en él. ¿Somos como yonkis, que no podemos dejar aquello que nos destruye y que ya ni siquiera nos produce grandes subidones? El mundo actual como toxicomanía, ese es mi titular.

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    1. Nunca he estado más de acuerdo contigo... ya se sabe, los adictos siempre terminan encontrándose en alguna parte, pasando el mono... en la anarcosala...

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  3. Me has dejado mal cuerpo, Pelayo...Me has sacado otro arrebato de rabia.
    Un beso rebelde ( o dos).

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    1. Eso mismo siento yo... me encanallo, me vuelvo malo malote, y os contagio de mis malos humos.
      ¿A que soy despreciable?

      Tres Besos (o cuatro)

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  4. nostalgia de las guillotinas, bien afiladas...

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