Se llama carroñero o necrófago, al animal o periodista que consume cadáveres y que presuntamente no ha tomado parte en la muerte de la víctima. Los carroñeros pueden resultar despreciables desde un punto de vista ético, pero lo cierto es que si los contemplamos desde un modo más práctico podrían llegar a ser considerados alimañas útiles para el ecosistema, ya que eliminan restos orgánicos en descomposición y mantienen bien pegados al sofá a esos elementos sin conciencia que vaya usted a saber lo que harían sueltos por la calle...
Algunos carroñeros bien conocidos son los buitres, columnistas, sabandijas, reporteros de televisión, escarabajos, moscas, locutores de radio, avispas, redactores de agencia, y ratas de alcantarilla. No es infrecuente hoy en día, dada la escasez de alimento, que muchos grandes nombres de la profesión participen junto a sus cachorros en tan benéfica labor, y no desprecien el suculento bocado de por ejemplo... un niño asesinado.
Es de señalar la reciente y espectacular adaptación de dichos especímenes a cualquier materia por dura e inhóspita que esta sea. De tal modo que podemos descubrir a los nuevos carroñeros alimentándose de lo que haría vomitar a una hiena, esto es: Desentrañando la estafa perpetrada por los poderes económicos, succionando la imagen de una familia a la que echan de su casa mientras el logo del banco responsable patrocina la noticia, censurando de medio lado la política del gobierno, compadeciendo la situación de un necesitado... justo hasta la entrada de la publicidad...
Repugnante pero curioso, resulta el contemplar esa lucha denodada por la vida... la pugna sin ascos ni recato por una décima de punto de audiencia... la eficacia con que esos carroñeros de dos patas hunden sus hocicos en el vientre de una profesión en claro estado de descomposición.
Les dejo (si el estómago se lo permite) con un breve, pero didáctico vídeo sobre el tema.
¿periodista?, la clase periodista ya no es lo que era, pero de ahí a emparentarla con los carroñeros, aunque haya algún momento que puedan parecerse es demasiado.Es como decir que TODOS los políticos son unos sinvergüenza. Las generalizaciones no son buenas, suelen llevarnos a pendulear a zonas muy peligrosas, basta ver donde va la política Griega, Italiana o como están asomando las patitas la ultraderecha en España.
ResponderEliminarSaludos
Me alegra mucho que me digas eso Emilio... es lo mismo que me reprochan los buenos amigos... y eso es muy buena señal para mí (aunque no sé si tanto para ti)
EliminarMe dicen que con los años me estoy volviendo un tanto excesivo, un extremista en voz y voto.
Yo, para no reconocerlo, (robo una frase de otro) y les respondo que subo deliberadamente el tono algo más de la cuenta... para que mis peores imitadores encuentren más facilmente el tono adecuado.
Creo que si queremos limpiar el patio de la política, del periodismo, de la justicia... no podemos andarnos con demasiados remilgos, no podemos diluirnos en el análisis de una infinita gama de grises... porque no hay tiempo... porque mientras divagamos sobre si este robó o mimtió más o menos que aquél, el sufrimiento de los inocentes se acrecienta y la injusticia se reasienta.
No es un problema de periodistas concretos o políticos concretos Emilio... es un problema de reglas de juego, de la ética... o mejor dicho de su falta absoluta.
El problema es un corporativismo llevado hasta los límites de lo canallesco. Es ese silencio que guardan los profesionales de la información mientras les llenan las redacciones de becarios en regimen de semiesclavitud con el único propósito de cebarles a todos de miedo a una certera e inevitable patada en el culo.
Es ese pánico a la dimisión que obliga a un parlamentario a permanecer en su escaño mientras en la calle se está apaleando personas inocentes... a las víctimas de sus decisiones.
¿Cuántos políticos y periodistas escapan a esto?
¿Cuántos pueden afirmar sin mentir que no han tenido hasta ahora media docena de razónes para mandarlo todo al diablo y señalar públicamente a TODOS los culpables que les rodean?
No saldremos de esta mierda si no reducimos al mínimo esa escala de grises, no iremos a ninguna parte si no nos radicalizamos un poco... que bastante anchas hemos tenido las tragaderas... y así nos va.
Abrazo fuerte
no se ve el vídeo. lo han bloqueado por copyright (o porque no les beneficia)
ResponderEliminarsobre la radicalización del discurso...tengo dudas.
por una parte veo claro tu argumento, pero no dejo de pensar que siendo injusto (cualquier generalización lo es)o totalitario (si nos olvidamos de la escala de grises)se pueda arreglar nada. quizá llegaría para cambiar a los que dirigen el sistema, pero no al sistema en sí mismo, injusto y totalitario; y para eso ya tenemos elecciones.
que no son democráticas, que perpetúan un sistema corrupto; pero lo que propones a veces (solo a veces) es lo mismo: el nacimiento de un estado que no se fija en las diferencias o diréctamente las quiere arrasadas, reducidas a un solo punto de vista.
insisto en que no critico tu análisis de la situación actual, que me parece certero; pero las soluciones que aportas tampoco me convencen. debe de ser porque, en el fondo, no le veo solución.
v´sssss
Gracias por el aviso, parece ser que los carroñeros también tienen su corazoncito y no les gusta que les analicemos... zoológicamente, por supuesto.
EliminarEn cuanto a mis generalizaciones, reconozco que algunas son producto de mis malos humos... aunque pongo de vuelta y media a un colectivo, de vez en cuando, solo de vez en cuando, encuentro una excepción... y entonces me deshago en piropos (también en eso me paso a veces)
¿La solución a nuestro problema político? Insisto, no estoy por la quema de los palacios de invierno ni por las guillotinas en la Puerta del Sol (aunque tendrían su efecto emocional)
Por lo que si estoy es por la limpieza y esterilización (al 99,99) de los puestos políticos que desgraciadamente se han convertido en parcelas heredadas de padres a hijos, en círculos de poder que incluso al margen de los propios partidos, cortan y pegan a placer y bajo un oscuro manto de impunidad.
Los políticos honestos serán reconocidos al instante, no los buenos y eficaces, ni siquiera los que son de nuestro gusto... me refiero a los que llegan a la política con la voluntad de hacer lo correcto. A esos los veremos en las mismas casas en las que vivían antes, con el mismo nivel de vida, sin nada que les distinga de las personas que fueron al entrar en la política... y a esos nadie podrá reprocharles nada, (o solamente si estuvieron acertados o no).
¿Quieres una solución sencilla y efectiva? Dejamos la constitución tranquila, eso que les pone tan nerviosos (si no es para adaptarla al interés de los bancos) y bajamos todos sus sueldos al doble del sueldo mínimo interprofesional, modificamos el código penal para condenar los delitos de corrupción como si fueran actos terroristas... que vivan con 1200 y verás como la mayoría huyen despavoridos, que se vean obligados a prescindir de todos su privilegios y verás como nacen guarderías de debajo de las piedras, como se abren hospitales públicos y residencias de ancianos, centros de ayuda a discapacitados... y verás como se lo piensan antes de robar un simple bolígrafo si pueden caerles treinta o cuarenta años de cárcel.
La limpieza sería absoluta, pero no sólo en la política, sino en la justicia, en el periodismo y en todo lo relacionado con la sociedad civíl.
La política se convertiría en lo que nunca debió dejar de ser, un cortafuegos entre los interese públicos y los privados, una barrera que controle al poder financiero y le dicte las normas de un juego justo y proporcionado. La política sería cosa de todos, no solo de unos pocos, el acceso a los partidos no solo estaría en manos de mafias ejecutivas, no solo se nos preguntaría si carne o pescado cada cuatro años, porque los ingredientes y la cocina seríamos todos...
Y todo sin quemar una sola papelera...
Esa es mi revolución... pero si esta no fuera posible por la cerrazón la casta... estarás conmigo en que algo habrá que hacer antes que consentir esta locura que nos proponen, condenar a nuestros hijos a la miseria y a nosotros a la vergüenza de consentirlo.
Saludo
No veo cómo el sistema pueda ser totalitario: esa fórmula, históricamente y en China, por ejemplo, funciona peor según para qué cosas. Creo que es al revés, y que aciertan los que hablan -en propio nombre en muchos casos- de anarco/capitalismo. Se ha dicho mucho: no es la hipertrofia de la política, sino su ausencia lo que nos aqueja. Pedir transformaciones ya debe ir, en mi opinión, por ese camino. La escala de grises desaparecida (por volver a utilizar esa metáfora cromática odiosa) es moral, no política, y distinguiendolas es donde ambos, y todos, debemos encontrarnos.
ResponderEliminarNo es que el sistema sea totalitario, no es que sea anarco-capitalista... es mucho peor. Este sistema es ambas cosas a la vez, según como y cuando le conviene... por eso es tan perverso.
EliminarY si te digo que además tiene unos pocos mechones de democracia... la cosa ya roza lo diabólico.
"Hoy no pongo la identificación a los policías que os apalean... porque soy una dictadura.
Hoy derogo los derechos laborales de los trabajadores y flexibilizo todo lo relacionado con los movimientos del dinero... porque soy anarco-capitalista.
Hoy dejo a este pringado que escriba lo que quiera en su blog de mala muerte para que alguno crea que todavía es más libre que hace cincuenta años... porque soy demócrata"
Y sin que sirva de precedente, estoy de acuerdo en que hoy no existe la política... porque esto no es política, ni siquiera mala política... esto es un engendro compuesto por las peores formas de organización social, pero perfumado, eso sí... con una gotitas de libertad.
Lo que no sé, (y espero que me lo expliques) es para qué coño vale una escala de grises frente a un monstruo así.
No, si no vale. Blanco o negro, pero lo que decía es que eso es moral, no política. ¿Puede la moral elevarse a política, pasando por el derecho, tipo Camelot? Respóndeme tú, que en las dos anteriores respuestas has dado bastante en el clavo.
ResponderEliminar¿Pero la moral no era la puñetera costumbre? Si es así, claro que la moral es política, más aún, tengo la impresión de que esta forma de gobernar (buena parte de ella) es casi un ancestral monumento a la maldad (y sin casi).
EliminarLo que va a resultar imprescindible es que la ética se incorpore a la política, que forme parte indivisible e inexcusable de toda forma de gobierno.
La misma maceta, tal vez la misma tierra, pero con otros modos... poniendo en la puta calle a este jardinero psicópata que riega las hojas y nunca las raíces... que poda para que nada brote... que se mea en el tiesto y nos dice que chispea.
Ética o moral, no importa el nombre, el problema es que una especie de comité de control guíe la política antes de hacerse, para evitar que sea guiada por los poderes económicos. ¿Quién lo nombra, con qué credenciales, cuál apoyo popular, hasta donde sus poderes, etc.? No vaya a ser que el hipotético comité nos salga rana, o sea, corrupto, y haya que elegir a otro que lo guíe y así al infinito... Y es que lo fácil no es fácil fuera de un pequeño pueblo como el que maneja Sánchez Gordillo...
EliminarPues yo creo que sí que importa... llamemos moral a las normas de convivencia cuya calidad solo viene graduada por la cantidad de tiempo que lleva siendo aceptada como tal.
EliminarLlamemos ética a esas otras reglas de juego que son aceptadas únicamente por la cualidad humanística (bien común, honestidad, libertad, igualdad, justicia...) con que estén relacionadas.
Así pues la moral estaría en contra de que la vicepresidenta del gobierno se baje las bragas en plena sesión parlamentaria, salte sobre el escaño del señor de Guindos y se orine sobre su calva mientras canta "You are the sunshine of my life"... eso no sería correcto porque no es costumbre... pero apenas afectaría a la libertad e igualdad de la sociedad... y por lo tanto no estaría reñido con la ética.
Sin embargo, sí que sería ético, pues ridiculiza a la cochina mentirosa de Soraya SS y muestra a de Guindos lo que se siente cuando alguien te mea encima mientras dice que llueve.
Y no me seas pesimista, te lo prohíbo, es un lujo que no podemos permitirnos con toda esta mierda alrededor... No descartes tan alegremente la posibilidad de que la gente que habita más allá de la política se comporte de manera muy distinta a como lo hace la casta... podrían hacerlo mucho mejor que los padres de la patria... siempre y cuando tomemos antes la precaución de desinfectar salones y pasillos de toda esa peste de favores debidos, familias enfrentadas, viejas cuentas pendientes, profesionales de la escalada, personajes de la gran picaresca de este siglo.
¿Cuantas personas andan por ahí haciendo el bien por el bien mismo? Llevando comida a los sin techo, llenando platos en un comedor social, defendiendo gratis a un desahuciado... son legión, son la cantera de donde sacar a los nuevos jugadores, las nuevas reglas... la demostración de que a pesar de los pesares no todo está perdido.