Translate

sábado, 19 de marzo de 2011

DILEMA EN LIBIA (O con Gadafi hemos topado)

A medida que leo y releo cambio de opinión.
Me convence el argumento de que, en un futuro próximo, una intervención militar en Libia se puede convertir más en un problema que en una solución.
Del mismo modo encuentro sentido a la conveniencia de amortiguar, antes de que la situación derive en un genocidio, la manifiesta superioridad de "los nacionales". (Yo no se lo pongo, ha sido el propio general el que se lo ha pedido).

Recapacitando, que es gerundio.

¿Qué opinaríamos si en su día se hubiera bombardeado a la multitud que se concentraba en aquella plaza del Cairo?
¿Habríamos pensado que era un asunto a resolver entre Mubarak y sus súbditos sin injerencias externas?
¿Y en el caso de Túnez?
¿Y si dentro de unos meses el rey de Marruecos recurriera al viejo y regio deporte de asesinar a su pueblo?

Misión cumplida. Me quedo con la menos mala de las soluciones. Paren a Gadafi. Cuanto antes mejor.
Y ahora la pregunta más interesante de todas:
¿Cuál será esa diferencia que nos hace ver las cosas de manera tan distinta según cambie el sátrapa de turno?

La sospecho... y cuanto más la sospecho... más me cabreo.

Demostrado queda. Somos fáciles. Cada vez más.
Ya es suficiente que un canalla declare ser pro-comunista (mientras se enriquece a costa de su pueblo), se enfunde un traje de general de opereta, y se proclame enemigo de los Estados Unidos (mientras le regala un caballo a Aznar y este se lo agradece en tejano), para que nuestro lado más tonto se ponga de su parte incondicionalmente.
Con tal de intentar acallar los últimos restos de buena conciencia nos diremos que la ONU es una organización controlada por las grandes potencias, que sus acuerdos protegen únicamente los intereses de las grandes corporaciones, que aquello puede convertirse en otro Afganistan, que "No paremos la matanza con una matanza mayor"...

Un montón de buenas razones para que nadie meta las narices en Libia, y una sola para hacerlo cuanto antes:
La matanza indiscriminada que les espera a los que un día, bajo el aplauso de todos nosotros, decidieron continuar con la marea de libertad que barre, y a pesar de todo barrerá, el mundo árabe.

Ahora, aquellas voces orgullosas que desde los medios "progresistas" apoyaban las legítimas revueltas populares, olvidan a los oprimidos y les dejan a los pies de los caballos (de la cuadra Aznar, supongo). Todo con tal de no traicionar el ideario, con tal de mantener las posiciones.

A todos ellos, a los que desde sus tribunas protegen al pueblo Libio abandonandole en manos de Gadafi, les dedico una mis maldiciones especiales.
La que reservo para los casos de M.E.M.O.S. (malvada estreched mental obstinadamente sibilina). Son casos ciertamente abundantes, cada vez más creo yo, individuos que a fuerza de ser fieles a las cuatro reglas de la izquierda pro-PPOE no dudan a la hora de elegir entre las ideas y las personas. Son los que sintiendose fervorosos demócratas de izquierda justifican la dictadura castrista, o las patochadas del compañero Chávez al tiempo que critican a la canalla del bando opuesto.
El mundo es como es gracias a tipos como ellos.

Yo me borro compañeros.
Para mí siempre las personas, las de carne y hueso, las que sangran, las que dudan, las que sufren, y sobre todas ellas, las que piden libertad.
Dejar que Gadafi salga victorioso es condenarlas a una muerte cierta, a un infierno que heredarán sus hijos y los hijos de sus hijos.

Enfunden sus armas caballeros... Sé más que bien que los salvadores no son tales (ya apenas me chupo el dedo), sino otros sátrapas parecidos que necesitan guardar ciertas formas. En eso consiste la única diferencia y la única esperanza que le queda al pueblo Libio.

Es la historia de la humanidad, un siniestro cuento escrito por un loco, en el que por regla general, sólo existen dos bandos. Víctimas y verdugos. Explotados y explotadores. Monstruos y personas.

¿Tan difícil es dejar a un lado nuestras certezas y abrazar a las personas?












Imagen: RNW
Imagen: colectivoalia

No hay comentarios:

Publicar un comentario