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miércoles, 2 de marzo de 2011

HAMBRUNA INFORMATIVA

¿Cómo sino llamarlo?

Siempre ha existido una suculenta lista de temas que se han resistido a aparecer en los medios de información, asuntos que con el paso del tiempo pasan al limbo de eso que llaman "actualidad". Lo que ahora ocurre es que esa lista se alarga y se alarga conforme pasan los días, incómodos acontecimientos que se suman a los anteriores sin que una sola voz denuncie y señale.

Nuestros profesionales de prensa, radio o televisión, esos que no pierden ocasión para presumir de ser garantes del sagrado derecho a la información, parecen enmudecer de repente ante determinados nombres, y cuando no lo hacen es aún peor, por que es entonces cuando más se deja notar su mordaza, es entonces cuando con palabras tibias y casi en voz baja, intentan justificarse ante sus fieles.

¡Mi caballo por un artículo contra el Corte Inglés!

¡Mi espada por un ligero exceso de Florentino Perez! (Fuera del asunto futbolístico, por supuesto)

¡Mi reino por una denuncia contra la turbia operación llevada a cabo entre la familia Gil y el alcalde de Madrid!

¡Mi cabeza por un "público" reproche a las maniobras de Jaume Roures!

¡Un análisis serio y riguroso sobre lo que ocurre desde hace meses en Islandia!

¡Una relación de los coches con mayor indice de accidentes, de sus defectos de fabricación, de las víctimas que han producido!

¡Una lista de dónde se invierte el dinero de los bancos a los que hemos rescatado de la crisis!


Es tal el silencio sobre estos y otros tantos asuntos, tan escasas las ocasiones en que ciertos nombres son citados, que hasta es posible que la mayor parte de del país ni siquiera sepa qué o quienes son.

Cada día se nos rellena con ese caldo precocinado de la libertad de prensa, con lo afortunados que somos al poder escoger libremente entre un par de omnipotentes grupos editoriales que defienden idénticos intereses, los suyos y los de un sistema que les garantiza la inmortalidad y unos suculentos beneficios.

Luego están los que pretenden hacerse un hueco en ese pozo ciego para crear otros medios de comunicación, los llamados independientes, esos bienintencionados que siempre acaban de bruces contra el muro de la imposibilidad financiera.

Bien lo saben algunos, la información es vital para decidir sobre asuntos tan trascendentales como el voto, los hábitos de consumo, la capacidad crítica y las conductas sociales. Por eso les es de vital importancia que continúe esta hambruna informativa, lo que no podrán evitar (cruzo los dedos) es que bebamos de la fuente, esa fuente de información que escapa a su control y que podría terminar inundándolo todo.

Para muestra, un botón (el de play).


Vía: ProPolis

3 comentarios:

  1. Una televisión brasileña entrevistó recientemente a Juan Luis Cebrián. Recuerdo con asombro sus cínicas palabras:
    "Nadie les dijo nada, de nadie recibieron instrucciones, pero deciden no hablar de algo porque suponen de antemano que van a incomodar a la empresa o a perjudicarla publicitariamente. O no será del agrado del diector o el dueño del periódico. O incluso que van a perjudicar intereses ajenos al grupo para el que trabajan". Esta grave enfermedad se ha expandido por la mayoría de las redacciones occidentales. "Es una censura tremenda porque parte del propio corazón del periodista, de sus tripas". "Del propio pianista que no toca determinadas teclas porque no le parecen adecuadas", lamentó. La autocensura de los periodistas, en opinión de Cebrián, es lo que más debe preocupar a los grupos de comunicación.
    Lo peor es que quienes no le conocen, y aquí son la mayoría, se creyeron el cuento.

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  2. Bueno, lo peor de todo es que se ha elevado el listón de la capacidad de sorpresa. ¿Qué revelación tendría que producirse para causar impacto en la opinión pública? La mayoría de los ciudadanos solo se preocupan de los asuntos más cercanos, sus pequeñas vidas. Hay una parte de la ciudadanía que no tiene ningún interés ni por wikileaks ni por saber lo inútiles que son los políticos a los que votan, mientras el desastre no les alcance, todo bien.
    El efecto Wikileaks se va difuminando. El País aburre con su obsesiva persecución a Chávez. Un diario noruego publica los cables a diario y nadie los comenta. En Brasil, hay decenas de revelaciones y nadie las comenta. En España, el asunto de la dependencia de los órganos judiciales ya se ha olvidado. Esta claro que hacen falta buenos periodistas, que procesen esa información. Periodistas que tengan ganas de trabajar. Es una de las patrañas de la nueva libertad de internet, de que los blogs (habrá honrosas excepciones)pueden sustituir a los periódicos tradicionales. Bueno, pues los periódicos tradicionales han empeorado y para tener una buena información hace falta dinero. Y es por ejemplo Naomi Klein quien nos muestra cómo se hace un trabajo serio. wikileaks es una buena materia prima, pero sin tratamiento pierde mucho. A ver, quién es el guapo que navega en 250.000 documentos y les da un sentido, los contrasta con otras informaciones y saca unas conclusiones.

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  3. ¿De dónde se bebe más?
    ¿De una mangera que gotea, o de un potente chorro que a toda presión y sin avisar te golpea en la cara?
    Podría ser un nuevo modo de censura, censura por inundación.
    En cuanto a Cebrián... hace bien en hacer esa declaración lejos de casa, aquí sería peligrosa para su integridad, la personal me refiero, la otra la perdió hace tiempo por un agujero del bolsillo.

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