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lunes, 30 de mayo de 2011

INSIDE SOL

Malas noticias desde el paraíso.

Escuché demasiadas voces asustadas en las dos últimas asambleas generales del 15-M celebradas en La Puerta del Sol. Las esperaba, esa es la verdad, aunque no tan pronto.
Demasiados detalles extraños e impensables hace unos pocos días. Demasiadas veces fueron repetidos los inconvenientes y riesgos de permanecer en la plaza... y ni una sola vez nos hablaron de las ventajas.

¿Hasta cuando va a durar la acampada? Esa es la pregunta del millón... del millón de respuestas.

Hasta que se retiren los cargos (que podrían conllevar penas de entre seis y ocho años de cárcel) sobre las personas que simplemente reclamaban sus derechos en una plaza pública.

Hasta que no sean apartados de la política los transfugas e imputados (cosa que por otra parte ocurre en cuanto un político infringe esa inconstitucional norma de la disciplina de voto)

Hasta que no se modifique nuestra injusta y pervertida ley electoral.

Hasta que no se amplíe el ridículo (14%) porcentaje del PIB destinado a gasto social.

Hasta que el miedo, el desánimo, la falta de un objetivo concreto, o la abnegada tarea de los “infiltrados” hagan su trabajo y mine los cimientos de este destartalado reino.

Hasta que... el número de personas allí congregadas sea manejable por una eficiente carga policial.

...

Reconozco que es muy fácil opinar sobre la permanencia de la acampada desde la comodidad del recién duchado y recién levantado de un colchón viscolatex. Reconozco también la interminable lista de sólidas razones para marcharse de la plaza, y ante todas ellas, solamente tengo un vaporoso e irrazonable sentimiento.

Ese que ha hecho recortar miles de soles de cartón pintados de amarillo y con la palabra “SOL” escrita en castellano. Esos soles alumbran ya infinidad de plazas en todo el mundo, se han convertido en ese necesario emblema que tanto busca el que se acerca a algo por primera vez, un símbolo propio sin conexión y sin deuda alguna con todo lo anterior.

Pues bien, parece ser que una vez encontrado, ha de ser apartado del foco.

Nadie con dos dedos de frente puede negar que la acampada ha de ser remodelada, pero no para debilitarla, sino para hacerla más operativa y menos problemática. Siempre sin perder su apariencia externa, pero adecuándola lo más posible a la comodidad de los que allí duermen y trabajan

Cansancio, inminente desalojo por la fuerza, falta de alimentos, inseguridad... afirman los que presentan las propuestas que Sol es un proyecto agotado. Me repito. En la asamblea general del pasado Domingo se leyeron las razones para marchar hasta en cuatro ocasiones... pero ni una sola vez nombraron una sola razón para quedarse.

A los moderadores y portavoces de ese mensaje permanentemente catastrofista les recomendaría releer alguno de los muchos carteles repartidos por el campamento: "Si te sientes cansado, superado por las circunstancias, vete a casa. Si te sientes imprescindible, no vuelvas"
Es un magnífico consejo, y toda una filosofía vital.
Y puestos a recomendar, añadiría que no se conviertan en conductores de opinión, que almacenen y ordenen, pero que se mantengan siempre en su papel de simples transmisores.
Que no filtren las intervenciones y no insulten a quien pide la palabra preguntándole qué es lo que va a decir antes de cederle el micrófono.
Que se olviden de la sempiterna respuesta ante cualquier critica “¡Eso ya ha sido aprobado en asamblea!”
Que deleguen y no permanezcan, y si no encuentran a nadie que les sustituya, no sufran. Prueben a dejar el megáfono, la libreta, y el lápiz en el suelo. Les aseguro que a no tardar, alguien lo recogerá y todos se lo agradeceremos.

Además les recomendaría ver este vídeo, (y escuchar la letra también) es el remedio ideal para ese ataque de “urgente remodelación” del que algunos parecen presos.


Let the SOL in from Arianne Sved on Vimeo.


Berlín, París, Barcelona, Sevilla, Atenas... cientos de miles que pronto serán millones reclamando lo que les han arrebatado, y todos mirando de reojo a lo que ocurre en Sol, y todos soportando golpes y gases lacrimógenos, y todos convencidos de que no cabe el paso atrás porque nos lo jugamos todo.
Y mientras eso sucede nosotros (Sol) proponemos la posibilidad de reducir esta explosión de lucidez a un kiosco turístico, a una mínima expresión que no tardará en ser barrida por una carga policial.

Permanezcamos alerta ante cualquier señal de control interno o externo, reservemos una pequeña parte de nuestro entusiasmo para eso que llamamos “espíritu crítico”. No dejemos que el movimiento 15-M se convierta en una moderna versión de la gloriosa infantería, aquella que jamás retrocedía, que simplemente daba media vuelta y continuaba avanzando.
Rechacemos de plano esa perniciosa costumbre de conceder el uso de la palabra sólo a las opiniones pertinentes, desconfiemos de esos grupos compuestos por seres invisibles e innombrables (comisión de permanencia) que se reúnen en secretos lugares, de sus propuestas sesgadas, de todo lo que nos aleje de aquella Puerta del Sol colmada de hombres y mujeres exigiendo lo que es suyo.

Lo digo alto y claro... y arrasado por dentro de pura desilusión:
Nos están robando el movimiento, si es que no lo han hecho ya.
Cometimos el error de consentir el vaciado completo. Bien hicimos en sacar a los partidos políticos de la Puerta del Sol pero nos equivocamos al no guardar en el bolsillo un pedacito de ideología.
Con unas migajas habría bastado para reaccionar a un discurso de apertura en una asamblea general en el que se reafirma la insignificancia del individuo y la divina trascendencia del grupo (véase 1984), la obligación sagrada de construir y no destruir (criticar). La seguridad que proporciona el que las propuestas más trascendentes nos lleguen desde un ignoto cuarto oscuro habitado por seres sin rostro. El constante filtrado de opiniones en aras de una mayor fluidez asamblearia...
Todo esto, por si alguien ha olvidado la palabra, se llama fascismo.

“... Esperanza sueña también con un flautista que se lleve detrás de su música a los acampados, mejor las flautas que las porras ...” (Moncho Alpuente – El País - 01/06/2011)

No propongo una caza de brujas ni llamo a ningún Torquemada, pero si aún estamos a tiempo, pido una total y absoluta reestructuración, no de los palos y lonas, sino de las personas.
No a los filtros en los turnos de palabra. No a los megáfonos descansando entre los pies del moderador. No a las comisiones secretas porque no las necesitamos, todas las cartas y todas la manos sobre la mesa. No somos delincuentes, ni terroristas, ni pretendemos nada que no sea nuestro.
Por estos y otros mil motivos, no necesitamos de rincones oscuros.
Lo nuestro es la luz de Sol.

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