El adiós de Zapatero: "Mi deseo es que las cosas vayan a mejor para España". El presidente se despide deseando que mejoren las cosas "sobre todo para las personas que tienen más dificultades"
Último pleno del Congreso en la presente legislatura. Es la hora de las depedidas, de los abrazos, de los "¡Hasta pronto!"
Y es que la vida sigue, tal vez se vuelvan a encontrar en una conferencia, en la presentación de sus memorias, en un consejo de administración de Endesa, Telefónica, o como asesor de Emilio Botín... o del arzobispado de Roma. Al fin y al cabo, el mundo es un pañuelo.
Ahora comienza el tiempo de campaña, de la política con mayúsculas, y esta vez más de acuerdo con los tiempos que vivimos, a la manera tradicional.
Sin promesas, puede que con alguna palabra de honor si llega el caso, pero sin promesas electorales que no cumplir. Discursos con pantano, fotografías con sonrisa, pabellones colmados de banderitas, folletos, pegatinas... pero sin promesas.
Al fin y al cabo saben que no se cumplirán, saben que lo sabemos, saben que nada va a pasar si no se cumplen, y así pues ¿para que perder tiempo?
Adelante con la campaña, cuanto antes mejor, los mercados esperan ansiosos a que se cumpla el trámite para continuar donde lo dejaron.
Monten pues las urnas y celebremos la fiesta de la democracia una vez más, acudamos a ejercer nuestro derecho-deber y elijamos a los que elegirán por y contra nosotros. Pero sin promesas, que a partir de ahora, todo serán realidades.
Hasta ahí han llegado los recortes. Contemplo vuestras caras en el bar mientras os tomáis el último aperitivo con aire satisfecho, la del que sabe que ha cumplido con su parte del trato.
¡Y vaya si habéis cumplido!
Sois los responsables de la desgracia de millones de seres, seres bienintencionados que un mal día os confiaron su destino y el de sus hijos. Vosotros, infames entre los infames, habéis tomado ese destino y lo habéis vendido al mejor postor.
¿Que no sois todos iguales? Si alguno de entre vosotros fuera de otra pasta lo habríamos sabido hace tiempo. Nunca ninguno se ha encadenado a las puertas del congreso ante la infinita lista de atropellos cometidos contra la soberanía popular, contra la sanidad pública o la educación, nunca ninguno puso en riesgo sus privilegios para reparar una injusticia. Sois gente peligrosa, una dañina mezcla de malvados con mermados mentales, individuos de la peor calaña, de esos que nunca tendrán un solo enemigo.
Así pues marchad sin paz, y que según la costumbre, los libros de historia os pinten como lo que jamás fuisteis.
Tan solo una cosa os pido. No finjáis preocupación, el daño ya está hecho, marchaos y disfrutad (si podéis) de los réditos de todas vuestras fechorías. No habléis nunca de esto con vuestros nietos y procurad aprender a dormir sin la conciencia tranquila.
No actuéis más y ahorradnos esas caras de pesar, que hasta en eso vais con retraso. El Goya de este año ya está concedido.
No habrá paz para los malvados.
Imagen: Ernesto Rodera
Imagen: El País
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