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miércoles, 21 de septiembre de 2011

¡VIVA EL PRODUCTO NACIONAL!

Según mi abuela, hay tres leyes inmutables en el universo.

1ª Trabajar cansa.

2ª Toda frase que empiece por "Está científicamente demostrado que..." y/o "Según las últimas encuestas..." es falsa de principio a fin.

3ª Nada como lo de aquí.

Con las dos primeras siempre estuve de acuerdo, pero en cuanto a la tercera...

...

Escribo estas líneas con cierto retraso, he querido darle tiempo al tiempo a la espera de una rectificación, de una matización al menos. Pero en vista que no viene... voy yo.

ELPLURAL.COM/EFE | 01/septiembre/2011 El escritor y diplomático francés Stéphan Hessel, autor del libro ‘¡Indignaos!’, que ha inspirado a movimientos como el 15-M español, ha confesado hoy ser un “admirador” del presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, y ha señalado que “tal vez Rubalcaba sea otro gran español”. Además, el humanista galo ha invitado a no apoyar al partido que esté en contra de los valores de los “indignados”.

Una vez descartados los efectos de una más que merecida (hasta ahora) fiesta de bienvenida, no me queda otra que dedicarle un sonoro y chispeante trueno a nuestro otrora estimado amigo, el señor Stéphane Hessel

Y bien que lo siento.

Pero es que eso de declararse admirador de determinadas personas puede llegar a ser como una autodeclaración de culpabilidad.

¿Será que Hessel lo desconoce todo de la situación política y económica de este país?
¿Será que aún conociendo la infame traición de Zapatero a favor de los mercados, pretenda lanzarle un cabo para que al menos salve la cara?
¿Será que visto lo visto, vea en Rubalcaba a la persona idónea para rematar dicha traición?

Sea lo que sea, Hessel ya no está conmigo. Es una pieza más del PPOE. Ya no forma parte de los oprimidos porque se pasea sin vergüenza del brazo de los opresores.
¿Y todo por la cobertura de su segundo libro? ¿Por fidelidad a unas siglas que ya no significan nada? ¿Por evitar que llegue al poder un partido con el que se ha compartido todo? Vaya usted a saber.

Pero no todo está perdido.

Siempre nos quedará José Luis... no ese no, el otro José Luis, el que en lugar de bajarse, lleva billete hasta el fin de vía en un viaje de permanente lucidez.
Y es que Sampedro se niega a apagarse, muy al contrario, con el paso del tiempo gana en cordura y humanidad, goza de esa capacidad de análisis tan fuera de lo común que señala a los grandes... pero sobre todo, tiene algo muy importante: es un hombre que irradia honestidad.

Esa cualidad humana que distingue a las personas de calidad. Esa actitud vital casi imposible de encontrar entre los protagonistas de este circo. La voluntad de decir la verdad, siempre, y aún a costa de uno mismo. La irrenunciable promesa que uno se hace para vivir y sentir en relación a como piensa. La absoluta incapacidad para traicionar, medrar, mentir... y sentir miedo.

Así que por esta vez, no me queda más remedio que dar la razón a la abuela.
Aquí lo tienen, producto de la tierra cien por cien. Un españolito de rompe y rasga que vive permanentemente entre los pies de los caballos.

¡Viva el producto nacional!
Que viva muchos años, que buena falta nos hace.
Con él les dejo.
Y que aproveche.



No me quiero poner piadoso, pero cada vez estoy más convencido de que Sampedro es la piedra, esa primera piedra sobre la que se levantará esa primera casa, la casa de los que siempre vivieron al raso... la que ya nunca más será la casa del señor.

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