¡Llegó la hora!
-Vamos, vamos, que la gran máquina electoral se ponga de nuevo en marcha.
-¡Más madera! ¡Más dinero!
-¿De dónde lo sacamos?
-¿De donde va a ser? Pues del banco.
-¿Nos lo prestan? ¿No dicen que no hay?
-Para nosotros siempre queda un poco.
-¿Y como lo devolvemos?
-A su debido tiempo... todo a su debido tiempo.
Otra vez en la carrera.
La Moncloa como gran objetivo. Pero que no cunda el desánimo, hay una larga lista de segundos premios. Miles de suculentos puestos que harán las delicias de los más exigentes, todo un mundo de oportunidades que se abrirá de nuevo ante la mirada complaciente de los esperanzados votantes.
Pabellones abarrotados de fieles sacudiendo al aire sus banderitas. Rostros amables tras el candidato, confeti, música, abrazos, sonrisas, la fiesta de la democracia en todo su esplendor.
Cosas viejas.
Las siglas de siempre, las caras de siempre, las palabras de siempre, los mentirosos de siempre... los ilusos de siempre.
Cosas nuevas. (O casi nuevas)
No muchas. Estrictamente las necesarias para que todo siga igual.
Entre estas últimas una me llama poderosamente la atención. EQUO, ecología y equidad, una opción verde que parece querer cambiar las cosas desde dentro. ¿Un intento bienintencionado? Querría creerlo, pero lo dudo.
Las personas que lo comandan no son recién llegados, ni mucho menos. Conocen los caminos de este valle, cada cuesta y cada pozo. Saben de las reglas del juego en el que pretenden ganar, saben que es imposible, saben más. Saben que en el mejor de los casos sólo servirán de pieza decorativa, de refrescante novedad destinada únicamente a legitimar el poderoso rodillo del partido mayoritario (PPOE). Y si saben tanto... ¿a qué vienen? ¿Cuál es el plan? ¿Pelear contra los grandes partidos sin la financiación de los bancos, sin el apoyo de los medios? ¿Pescar en el 15M varios millones de votos necesarios para conseguir un puñado de escaños en el parlamento, e intentar cambiar la deriva neoliberal con tamaña fuerza?
Por el momento me contendré, a su favor tienen un pasado comprometido en nobles causas, libre de toda mancha, pero es que este intento me parece tan ingenuo, tan inútil, y posiblemente, tan dañino...
No conozco argumentos sólidos para participar en esta farsa, no existe esa pretendida forma de participación que ayude a transformar un sistema injusto y corrupto en una verdadera democracia. El sistema es un laberinto sin entrada ni salida, de altos y robustos muros imposibles de saltar, muros que mientras divagamos no dejan de crecer a nuestro alrededor, muros que muy pronto nos impedirán incluso respirar.
Ahora comienza ese circo que algunos toman por la mejor democracia de todas las posibles. Poco a poco llegarán las imágenes, las tertulias, los debates, los dedos acusadores, las frases vacías, las promesas falsas, las encuestas, las gráficas... esas columnitas de colores que tanto les gustan.
Nos insultarán en sus emisoras, en sus periódicos. Se burlarán del rebaño mientras señalan con su dedo regordete una columnita roja, una columnita amarilla...
(Observen las curiosas proporciones entre las cantidades y las barras que las representan)
¿Es en este esperpento en el que se supone que debo participar?
¿Es este el ridículo juego en el que alguien honesto tiene alguna posibilidad de conseguir algo?
"SI NO VOTAS, NO TE QUEJES"
¿Cuántas veces habré escuchado esa absurda frase? Después de la casta que lo dirige, los mayores responsables de los desaguisados de un sistema son los que participan en él, los que legitiman su permanencia cada cuatro años y luego son apartados de toda decisión.
Pero con el tiempo todo ha cambiado, hoy todo es mucho más evidente, y los golpes que están por llegar dejarán en nada a los ya recibidos. Con uno de ellos, vaya usted a saber con cuál, le han dado la vuelta al reproche... y la verdad es que no ha quedado mal.
Ya tengo las palabras, sólo me queda buscar un cartón y un palito para fabricarme una pancarta con la que (si el tiempo y la autoridad no lo impiden) pasearme estos días por la Puerta del Sol.
"SI VOTAS NO TE QUEJES"
Aquí tenemos a Mariano en carne viva. Todo un ejemplo de lo comentado anteriormente. Observen las cantidades que pronuncia y el tamaño de la columna que señala.
¡Qué gran aprendiz de trilero se ha perdido Lavapiés!
O, "Si no te quejas, vota"...
ResponderEliminarSe ruega a todo aquél que desee dejar un comentario, que lo haga dentro de un estricto y razonable horario. Este es un blog muy decente y no se admiten visitas a deshoras.
ResponderEliminar(Recato, señores, recato. Que tanta juerga no puede llevar a nada bueno)
Firmado:
La dirección
Pelayo, hay que ir a votar por darse el paseíto, aparentar ser buen ciudadano y bien mandado, poner cara de e hombre responsable pero distendido, celebrar eso se llama por ahí la fiesta de la democracia; ¿qué vas a hacer , tío cenizo, quedarte en casa en lugar de refrescarte con tus vecinos ? No , señor, ve a votar y saluda a todo el mundo, y luego, cuando se confirmen los primeros escrutinios, pon cara de emoción.
ResponderEliminar¿O es que te has empeñado en echarlos a todos estos al paro? Mira que allí ya no se coge.
Pues ahora que los pienso, no está tan mal el plan ese.
ResponderEliminarMisa, me compro el país, vueltecita por Cortilandia, y a votar... cañita para comentar la jugada, comidita, y a casita a hacer de vientre.
Tentador...
De acuerdo en todo. Me alegra de encontrar un lugar de libre pensamiento. Lo seguiré.
ResponderEliminarhttp://www.gallegorey.wordpress.com
Ayyy cuanta razón tienes!!!..... y la que se nos viene encima......
ResponderEliminarPero que no cunda el pánico. Al parecer está demostrado que cuando llueve, te mojas más si corres que si caminas. Eso habremos de hacer, caminar y plantar cara al chaparrón que se avecina.
ResponderEliminarUn beso Pata.