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Me gusta la ropa vieja,
pellejo de serpiente,
es piel ya domada
de este que no se arrepiente
de serle fiel hasta la muerte
a esta chaqueta gastada.
Cambiar de ropa.
De chaqueta
mudar el alma,
está bien visto
es moderno,
y para eso vivimos,
aunque nos cueste el pellejo
aunque se sude en invierno.
Gracias a esta costumbre
me gano algún reproche,
la mirada burlona
el desprecio sonriente.
Decide, que es presente.
O cambio de ropa
o cambio de amigos.
Lo pienso treinta segundos,
me sobran veinte.
Sigo con mi ropa,
es más saludable,
más económico
y así conozco gente.
Imagen:Jose Fares
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