Supongamos, si no es mucho
suponer, que dentro de mil años alguien siente curiosidad por saber cómo eran
las vidas de los que habitaban el inmenso desierto en que este país se habrá
convertido.
Imaginemos a esos arqueólogos del
mañana mañana escarbando en las arenas, descubriendo asombrados, la excelente
calidad de los materiales y la sofisticada construcción de lo que bien
mereciera ser la tumba de un faraón, desempolvando con todo cuidado la
inscripción de un gastado rótulo... "Hoyo 10", así es como llamarán a
la tumba.
…
"Hoyo 10". Ni yo mismo,
enterrador de enterradores, habría dado con un nombre más adecuado para la urbanización donde nuestro ministro de
economía ha decidido hacer cubil... una zona residencial de lujo donde invertir
esos pocos euros con que recompensamos sus ímprobos esfuerzos por
destrozarnos la vida.
Un paraíso (el de un sibarita) situado en plena Moraleja,
un lugar seguro y controlado (el de un hombre previsor) por los más
sofisticados sistemas de seguridad integral.
El Señor Luis De
Guindos, faraón de la economía donde los haya, parece manejar de manera
bien provechosa la suya propia... la suya y la de su Señora esposa, que desde
su recoleta empresa inmobiliaria, complementa más que adecuadamente las
habilidades de su amado esposo.
Ocurrió a finales de julio y fue por
algo más de 500.000 euros… todo dentro de la más estricta legalidad, a través
de una promotora amiga (Reyal-Urbis, propiedad del sin par Rafael Santamaría),
con el respaldo y el cariño de un banco amigo (de los 1,1 millones que la
promotora pidió al banco para la construcción,
Barclays perdonó más de 600.000 cuando la vivienda pasó a manos del
señor ministro), en una notaría de confianza, en medio de la crisis, sorteando
hábilmente la inminente subida del IVA, y al más puro estilo del especulador de
bien.
Muy próximo al aeropuerto (hombre
previsor escapa por dos), con un par de plazas de garaje y trastero, con dos
terrazas y 132 metros construidos, dos piscinas comunitarias, pistas de padel,
lo último en gimnasio y circuito “spa”, zona relax con tumbonas térmicas...
Si cada uno de los ladrillos que
componen el lujoso refugio del ex presidente de Lehman Brothers en España, se
convirtiera de repente en una rata muerta y agusanada por quince días al sol,
todo este asunto del ático apestaría mucho menos...
Y si aún así, lo de Don Luis
fuera la excepción, tal vez podríamos darnos por satisfechos… pero no, los
futuros buscadores de tumbas faraónicas estarán de suerte… “Hoyo 10” es
solamente uno entre otros muchos en ese gigantesco “Valle de los Muertos” que
será España. Diferentes en sus nombres, diferentes familias, diferentes
dinastías, y un solo anhelo… la excelencia, la obscena exhibición de poder que
todo miserable necesita para no verse a sí mismo, rodearse de lujo, cuanto más
mejor, por los cuatro costados y a costa de lo que sea.
…
Don José Bono, ex presidente del Congreso de los Diputados, otra
víctima inocente del mal de altura… lujoso ático en un noveno piso de 260
metros cuadrados valorado en 1,6 millones de euros y situado en
la calle Velázquez, pura y roja sangre del barrio de Salamanca, a tiro de
piedra (no es una idea) del parque del Retiro…
“Querida amiga, soy José
Bono y vengo a vivir con mi hija Sofía a este edificio…” Así,
tal cual, comenzaba la carta de salutación con que José el campechano (¿será
una epidemia?), se presentaba ante sus nuevos vecinos.
A modo de anécdota, cabe destacar
que la vivienda en cuestión forma parte de un edificio con larga tradición, ya
que por él han pasado eminencias del pelotazo tales como el mismísimo Kaká o el
ínclito Ronaldo Nazario de Lima.
Lo más curiosos del caso es que la
escrituró a su nombre y al de su hija Sofía Bono Rodríguez, que con 12 añitos,
ya es también propietaria de un local
comercial de la joyería Tous en el centro de Albacete. El ático del
dicharachero Bono tiene una superficie de 260 metros cuadrados, alcanza un
valor en el mercado de más de 1,6 millones de euros, y forma parte del
sorprendente incremento en su patrimonio (casi diez millones en sólo nueve
años) por el que ya tuvo que dar explicaciones ante el Tribunal Supremo… poco
antes de retirarse de la sacrificada primera línea política.
En aquella ocasión la Fiscalía no
vio nada raro en su estrecha relación con constructores de tan intachable
prestigio como Francisco Hernando, El Pocero, Rafael Santamaría…
encontró perfectamente lógico que Santamaría regalara a los Bono dos caballos
valorados en más de 200.000 euros, así como la decoración de la casa familiar
en Olías del Rey… a nadie le resultó extraño que el honorable Santamaría,
propietario de la promotora Reyal-Urbis (la misma que ha proporcionado su ático
a Luis de Guindos) fuera excepcionalmente
generoso con los dos áticos de lujo en Estepona adquiridos por el matrimonio
gracias a una permuta con un piso de menor valor en la madrileña colonia de
Mirasierra… ahora empiezo a creer en la
justicia… al menos, en eso de que es ciega… aunque yo añadiría que además de
ciega es sorda… y muda… y coja… y fea… y algo puta también.
Palacetes, mansiones, áticos de
lujo, grandes fincas que a veces cuentan incluso con protección oficial…
siempre en zonas exclusivas, siempre con lujosos acabados, pagados al contado o
financiados de la forma más amable posible por un amigo banquero, rodeados de
muros y guardaespaldas que mantengan bien alejados a los esclavos… así es como
viven nuestros faraones… y ahí les encontrarán los arqueólogos del futuro,
retorcidos en sus sarcófagos… víctimas de un último e insoportable ataque de codicia…
y como toda momia, absolutamente vacíos por dentro.
…
Con la sangre temperada, sin
insultos ni gracietas: ¿Qué clase de hombre puede dormir una sola noche en su
ático de lujo, cuando con sus decisiones favorece su propio enriquecimiento a
costa de la ruina de los demás, cuando durante el día participa y consiente en
que una docena de familias sean sacadas a rastras de sus casas?
Esta sí que me la sé… y tú
también… pero no lo digas en alto… que decir la verdad va contra la ley.
…
Siempre fuimos algo duros de
oído, pero a fuerza de insistir, terminarán por hacernos entender que la
legalidad (su legalidad) no significa nada, que las leyes ya son solo renglones
retorcidos tras los que poder esconderse de la verdadera justicia, que han venido
únicamente para servirse de su posición
y que no están dispuestos a marcharse… si no es a cambio de un sillón dorado.
La indignidad ha de tener un
límite, y ese límite no lo marcará el parlamento ni los juzgados, ese límite
está en nuestras manos… siempre estuvo ahí, aunque lo olvidáramos… aunque nos
digan que lo olvidemos.
Está llegando el tiempo de
cambiarlo todo, de cambiarnos a nosotros mismos y empezar a construir otros
hombres, hombres diferentes a todos los anteriores, hombres a los que nunca se
han enfrentado, hombres que ya no son turba violenta e ignorante, hombres
conscientes de sí mismos y que transforman violencia en determinación, en la
firme voluntad de no ceder nunca más el control de sus vidas y las de sus
hijos.
Hombres que al fin, sean capaces
de plantarse frente a su congreso, frente a su senado y frente a sus mansiones…
plantarse y echar raíces si es preciso, plantarse y decir que no queremos más papeles
mojados, ni más miedo, ni más mentiras, ni más canallas, ni más cuentos chinos ni
más cuentas de la vieja, porque ya hemos despertado de esta larga pesadilla,
porque ya no somos los que éramos.