Pocas veces fue un escrito tan oportuno, tan traído a tiempo al reino de la desfachatez... de lo descorazonador. Cuando desde el PSOE y sin la menor vergüenza, se reclama el voto a los que precisamente se manifiestan contra ellos, cuando desde IU nos recuerdan las bondades de un sistema que hoy nos desangra sin piedad, cuando desde el PP se recurre sistemáticamente a la mentira y a la criminalización de toda forma de protesta para el contento de su lado más ultra, cuando el resto de partidos continua en su tradicional tarea de medrar y prosperar en medio del carajal. Hoy somos muchos los que intentamos saber... discutimos, analizamos, elaboramos sesudos diagnósticos, llegando casi a tientas a las mismas conclusiones... a idéntico final donde terminamos dándonos de bruces con la mismas preguntas:
¿Cómo detener la agonía que consume a los españoles? ¿Cómo hacer que el sistema que nos gobierna cambie su tendencia a favor de los mercados por otra a favor de las personas? ¿Y si, como parece probado, es el propio sistema el problema en sí mismo? ¿Si los partidos que comandan este perverso sistema no permiten cambios relevantes... cómo forzar su transformación y limpieza?
En "LA ABSTENCIÓN COMO PROTESTA" nos cuenta Naredo de la necesidad de cambio, no sólo de partido gobernante, no sólo en las instituciones, no sólo en las personas que malgobiernan dichas instituciones, sino de la imperiosa obligación de realizar un cambio mucho más profundo... cambiarnos a nosotros mismos.
Porque nos va la vida en ello, ese ciudadano políticamente pasivo que fuimos ha de transformarse en otro bien distinto... ha de tomar la misma política entre las manos y transformarla en lo que nunca debió dejar de ser... un simple servicio público bien alejado de lo que hoy es... un interminable y lucrativo medio de vida... reclamo infalible de los peores de nosotros.
Hemos de asumir de una vez por todas que la endiosada imagen del político a la vieja usanza es sólo un mito, la herencia secular de los tiempos oscuros... hemos de interiorizar que el político es un simple administrador, que su poder no existe si no se lo otorgamos tan despreocupadamente, que su mística es tan real como la mística de un simple contable.
¿Sabes que ya hay ayuntamientos donde se cobran dos euros a los ciudadanos que intervienen con sus preguntas en los plenos? ¿Sabes que hoy son muchos los alcaldes que prohíben e incluso hacen detener a quienes osen grabar los plenos municipales? Así de lejos camina la política... esta política... con respecto al ciudadano.
Dice Naredo en su libro que solamente existe un modo de romper el cerco, ese circulo vicioso tejido a nuestro alrededor. No podemos insistir en acudir en busca de la solución a la fuente misma de los problemas, no podemos pedir a los partidos preñados de corrupción que combatan su propia corrupción, no podemos continuar alimentando a un sistema que como es lógico, nunca hará nada en contra de sí mismo.
Hemos de dejarles sin alimento. Hemos de entorpecer sus pasos en la medida de lo posible. Hemos de llegar a cuantos nos rodean y hacerles ver las paredes que les hacen sentir libres. Hemos de desenmascarar a los sátrapas, a los sociópatas que median entre los dueños de todo y nosotros... los dueños de nada. Hemos de desnudar a los partidos, a sus ejecutivas y a sus lacayos. Hemos de señalar sus crímenes y gritar bien alto los nombres de sus víctimas... de sus cómplices.
Lo que no hemos de hacer es continuar formando parte de la farsa. Lo que no podemos hacer es seguir votando cada cuatro años a quienes ni siquiera tienen la obligación de cumplir sus promesas. Lo que no hemos de hacer es creer en sus interminables mentiras. Lo que no hemos de hacer es ceder ante el miedo al vacío, y no por ninguna razón en particular... sino porque el vacío no existe si no queremos que exista. Tampoco hemos de apoyar a quienes nos han traído hasta aquí, no hemos de pedir a los partidos eso que no nos atrevemos a exigir, no hemos de crear otros que les sirvan de marca blanca y reproduzcan nada más nacer todos y cada uno de los viejos vicios.
Se acercan las elecciones europeas, municipales, y generales. Es tiempo de aprovechar las circunstancias actuales, de aprovechar en nuestro favor el que será el mayor porcentaje de abstención de la historia en España, de ahondar con una abstención masiva en una herida que el descrédito de los políticos actuales mantiene y mantendrá bien abierta.
Es hora de contagiarnos entre nosotros mismos de esa realidad tantos años escondida... tenemos que buscar a los más descreídos, a los más fieles a la mentira, a los más reacios a los cambios, a los más desconfiados, a los más temerosos, y hablarles a todos de lo muy cerca que podríamos estar de una verdadera democracia... de empezar a caminar, con nuestros propios zapatos, por nuestra propia senda.
Han de llegar los tiempos en los que esta sociedad estará lo suficientemente concienciada para ser de una vez su propia brújula... aún falta un buen trecho para que así sea, pero hoy los procesos se aceleran y lo que antaño necesitaba un siglo ahora puede ocurrir en muy pocos años... entonces podremos empezar la casa de todos por los cimientos... hombres y mujeres informados, con deseo de querer otras maneras y otros mecanismos... individuos distintos y con diferentes formas de ver el mundo... pero no resignados, no ciegos.
Afortunadamente son millones los que hoy reniegan de este perverso estado de cosas, de esta democracia regalada, las necesidades y los golpes se han encargado de ello... la injusticia, la impunidad y el abuso trabajan en nuestro favor, a pesar del miedo... tiempos oscuros, lo viejo no termina de morir, lo nuevo no acaba de surgir... buen momento para hablar de lo innombrable, del terror de nuestros señores, de la más demonizada de las opciones... esa lacra que sin embargo siempre ocupa las palabras finales de nuestros líderes en los debates electorales previos a la votaciones... ese punto débil al que siempre dedican ese último segundo de oro de la campaña... cuando nos dicen con la mirada fija desde el otro lado de la pantalla:
"Queridos ciudadanos... mediten, piensen, razonen... PERO VOTEN"
"Queridos ciudadanos... mediten, piensen, razonen... PERO VOTEN"
Nunca nos dieron mejor pista.
La Abstención razonada... La Abstención no pasiva...
La Abstención repleta de mensaje... y de futuro... como nunca antes lo tuvo.
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