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viernes, 29 de agosto de 2014

LA LLAVE DEL PORTAL





Dice Guillermo "Willy" Toledo que Podemos no le encaja, que le tiran las costuras... dice que tras un primer contacto ilusionante, ha descubierto que las sisas del Coleta no dan de sí como debieran... que el forro de Monedero está descosido y lleno de agujeros... que la música le suena a aquellos Grandes Éxitos de Felipe González y la letra a Alfonso Guerra (y sus descamisados)... y no le culpo... bueno, un poco sí... le acuso de que a sus años haya tardado tanto en darse cuenta.

Podemos no es lo que pinta... es más bien una jodida y probable catástrofe por llegar... ea... ya lo he dicho.

Coincido con Don Willy... lo de Pablo Iglesias con su fulgurante y meteórica aparición en la fauna política sólo puede ser explicado desde la existencia de un preconcebido plan de pura y dura mercadotecnia. Nadie en sus cabales y con un mínimo recorrido vital, puede llegar a digerir la idea de que uno de los más gruesos y largos tentáculos del poder nos obsequie con este protohéroe destinado a descabalar las bases del sistema, ese mismo en el que medra el gran monstruo... no es posible que grandes grupos financieros, por simple exotismo o por puntuales repuntes de audiencia, pongan sus imperios de información (su dinero) al servicio de quien, a corto y medio plazo, amenaza con nacionalizaciones de empresas estratégicas, control estatal en determinados medios de comunicación, contrarreformas laborales, auditorias de la deuda, y anticristos por el estilo...

Sigo...

No les falta razón los que reprochan a la nueva formación una escandalosa falta de profundidad, un casi absoluto vacío ideológico, una evidente tendencia a la adoración y blindaje de sus líderes... y si a eso añado que en lo personal no me gustan los tipos que nunca rompen el guión, los que nunca pierden el control, los que jamás ríen a mandíbula batiente ni gritan encolerizados, los que ante tertulianos-lacayos que justifican el sufrimiento de los inocentes, permanecen impasibles y responden sin alzar siquiera la voz... sin apenas mudar el color... sin perder los papeles, o al menos, tirárselos a la cara.

No me gusta Pablo Iglesias, no soporto sus poses, ni sus calmas, ni sus vapores patrioteros... no me gusta Monedero ni su condescendencia, ni sus sentencias de contestador automático... no me gusta Podemos porque no me gusta nada que se parezca a un partido político... como no me gustan particularmente las llaves y no dejo de usarlas para abrir puertas.

Porque eso es Podemos para quien esto escribe... una llave, un manojo de ellas... esas llaves de portal antiguo, de sereno de los de antes... esas que te rompen los bolsillos, las que te clavas en el culo al sentarte... las que abren los viejos y recios portones... esas mismas.

Y como voy siendo viejo, me puedo repetir... estudiemos las coyunturas, busquemos las grandes alianzas.

Es precisamente ahora, cuando los portones del sistema están a nuestro alcance, cuando hemos de ser uno, cuando tenemos que hacernos puño y detener el expolio... es ahora cuando nos enfrentamos a unas elecciones sin la sobrerrepresentación del voto de la derecha y sus cómplices (PPOE-UPyD-PNV-CIU-ERC)... es ahora cuando el voto de las zonas rurales y el de las grandes ciudades va a ser tratado en condiciones de igualdad, cuando la voluntad del que vota queda liberada de componendas y juegos de truhanes... es ahora cuando existe la posibilidad real de substituir a los sociópatas electos por seres humanos de carne y hueso.

Y ahora es cuando más arrecian los ciegos... esos que votan o no votan por principios... los que libres de toda reflexión gozan del descanso que da lo preconcebido. Son los que por pura devoción a sus viejas convicciones no gastarán un sólo segundo en analizar la coyuntura del momento y dirán con su voz más templada:

"Lo siento amigo, sé que serás desahuciado y que verás a tus hijos dormir en la calle... pero es que soy muy de izquierdas (léase ácrata, conservador, comunista, apolítico...), y esos de Podemos resultan demasiado socialdemócratas (léase artificiales, inexpertos, rojos...) para mi gusto. Sí... ya sé que tu situación es desesperada, que de ganar las municipales algo de este infierno en que vives podría cambiar, pero recuerda lo que ocurrió en el 82, no podemos correr el riesgo de que aquel fraude se vuelva a repetir... de modo que aguanta, abraza a tus hijos cuando tengan hambre y frío, resiste con ese sueldo mísero que ni siquiera te llega para pagar la luz, aprieta los dientes, y aguarda por la verdadera revolución que no ha de tardar."

El sistema se viene abajo, más por su propia podredumbre que por nuestro empuje, la ocasión de dar los primeros pasos en otra dirección es única, yo diría que histórica... tenemos en las manos una herramienta, una alianza que jamás antes tuvimos, una herramienta que no puede ser del gusto de todos, eso es imposible, pero herramienta al fin y al cabo. No la rompamos en mil pedazos intentando moldearla a nuestra conveniencia... a nuestros miedos.

Veo en Podemos mucho de lo que no me gusta, veo como Guillermo Toledo, reflejos de aquél tiempo en que comenzó esta gran estafa, pero... ¿y si esos brillos estuvieran dentro de mis ojos y no al otro lado? ¿Y si fuera otra vez el miedo nuestra escusa para caer de bruces?

Que no lo sea.


jueves, 21 de agosto de 2014

DEL IMPERIO QUE NUNCA EXISTIÓ



"Pasa el tiempo (porque no tiene más remedio)... pero la borrachera continúa"


Los golpes están siendo duros y sonoros... las duchas frías e incontables... pero nosotros, nuestra idea de lo que creemos ser, eso en lo que han llegado a convertirnos, perdura... a veces podría decirse que incluso, se afianza sobre sus patas traseras.

Aquí seguimos, donde estábamos, donde nos han dejado los adorados y viejos profetas tras su penúltima espantada... ¿por pereza? no lo creo... ¿aterrados? pues bien podría ser... cuando se acumula tanto miedo, tanto pavor al miedo mismo, se pierde la sensación de permanecer absolutamente quieto. Decidme cómo si no, bajo esta piel de toro maldita, subyace todavía eso que a los más viejos les empuja a comprar garrafas de aceite ante la menor incidencia bursátil... lo que obliga a los más jóvenes a comprar su nuevo smart phone con la paga íntegra de eso otro que la última reforma laboral convino en denominar "sueldo por un trabajo". (Sí, creedme, esto último también es miedo)

Seguimos, insisto, patidifusos ante la caída del imperio, del imperio de las verdades que se revelaron en patrañas (de la peor calidad). Sabemos que, a pesar de lo escrito, Cervantes era un mangante de tres al cuarto, un chorizo de lo público que quedó manco tras el puntazo infectado de una víctima indignada, sabemos que nunca estuvo en batalla ni fue preso del moro, sino entrullado por sus manos largas mientras ejercía como recaudador de la Armada Real.

Seguimos, reinsisto, aturullados ante la noticia de que un señor honorable llamado Jordi Pujol (y familia) ha trincado un tres por ciento de todo lo que se movía en su pequeña patria (y en la otra), pudiendo almacenar hoy en día la bonita cifra de 60.000 millones de euros en diversas pequeñas y paradisíacas patrias fiscales... cosa de importancia menor si la comparamos con la ya innegable connivencia y complicidad de todo un sistema policial, judicial, mediático, y político que sujetara contra el suelo los picos de todas las alfombras... que congelara a tiempo toda investigación y toda denuncia.

Y desde Cervantes a Pujol, pasando por todo lo demás (que roza lo infinito), llegamos a la inquietante conclusión de que todo es y fue siempre mentira, incluso para ellos, incluso mientras nos las gritaban desde los balcones... que los pilares de este imperio de cartón piedra ya no se soportan ni a sí mismos.

Demostrado queda, para los que quieran ver... España no existe, sus hazañas no existen; Cataluña no existe, sus héroes no existen, las banderas no existen, la patria no existe, la historia (según contada) no existe, la iglesia no existe, eso que entendíamos por política no existe, la economía menos aún... ni siquiera nosotros existimos (al menos en la forma en que creemos existir)... todo es producto de una inacabable estafa, un timo trágico y descomunal en el que hoy somos el cateto que un tren ha traído hasta la estación de Atocha... el infeliz cayendo en la cuenta de que en algún momento le han robado la cartera, sospechando que ese soñado lugar de progreso y modernidad no es más que este pestífero Madrid plagado de truhanes, sembrado de alcantarillas atascadas y aceras rotas... y nos palpamos los bolsillos, y movemos la cabeza de un lado a otro sorprendidos, sin poder decir palabra, sin querer creer que a nosotros, a los más listos del pueblo, se nos ha desplumado sin compasión.

Pero algo de calderilla nos queda en el bolsillo del pantalón, unas pocas perras que gastar mientras pensamos en cómo dejar de pensar (que una vez perdido todo no hay que perder las viejas costumbres)

Y nos acercamos a un bar a tomar una caña bien fresca para pasar el sofoco, eso sí, sin que nadie nos amargue el respiro al contarnos que Demetrio Carceller, gran patriarca de la familia propietaria de las cervezas Damm ha sido imputado por un fraude de 72 millones de euros... que tan santo varón fue (según el historiador Josep Fontana) el gran arquitecto del entramado de corrupción y clientelismo patriotero en que se sostuvo el franquismo.

A la cervecita la acompañamos con un periódico, uno de eso de gran tirada, uno de esos que nunca osará hacer reseña de las tropelías del mangante magnate cervecero y su familia... ya que podrían molestarse... ya que podrían verse obligados a retirar la publicidad de esas páginas y llevar su patrocinio a otros lares más comprensivos y desmemoriados.

Con lo poco que nos queda, y ya consolado el cuerpo, alimentaremos el espíritu... y para ello nada mejor que una visita a un museo, que no se diga. Nada mejor ni más moderno que un vistazo a lo último de la Fundación Juan March, la misma que lleva el nombre del gran hacedor de holocaustos, ese que financió el millón de muertos de una guerra civil, el que prestó al fascismo los barcos que transportaron al ejército de Marruecos hasta la península, el que apadrinó al mismísimo Demetrio Carceller (padre) en el arte de corromper incluso lo ya corrompido.

No escucho a nadie decir que ya vale, o más exactamente, que ya nada vale, que ya nada queda porque nunca existió. Son tan pocos los dispuestos a asumir que la realidad de la pared ya se mezcla con la sangre que brota de nuestras narices... Son absoluta mayoría los que confían en la benevolencia de los reptiles que recortan nuestras vidas y las de nuestros hijos... forman legión los que con el fango al cuello esperan poder seguir viviendo tras el último rótulo y el fundido en negro.

Si al menos fuéramos capaces de reconocer que podemos aceptarlo todo, por doloroso y/o humillante que sea... que estamos dispuestos a soportar lo insoportable y renunciar a la justicia antes que abolir una sola de las normas y leyes que se nos imponen por costumbre.

Si aún arrastrándonos estas piedras sirvieran al menos para pasar entre ellas y librarnos por fin de nuestra vieja piel...

Si tuviéramos los redaños suficientes como para asumir que somos un vacío por llenar, que todo lo anterior sólo ha sido un mal sueño... algo ocurriría de repente, algo maravilloso e insospechado... puedo jurarlo.







martes, 5 de agosto de 2014

YO METRÓNOMO


Ocurre que si tomamos varios metrónomos, y tras ponerlos en marcha, los depositamos sobre una superficie inmóvil y estable, veremos como cada uno continua indefinidamente marcando pasos a su propio ritmo y con arreglo al momento en que fueron activados.

Ocurre también que si volvemos a hacer lo mismo, pero esta vez los colocamos sobre una plataforma
inestable y sensible al impulso de las agujas, sucede algo muy curioso... en muy poco tiempo se puede apreciar cómo el ritmo de los metrónomos varía con arreglo al de la mayoría hasta adaptarse por completo para marcar los pasos como uno solo.

Sobre la estabilidad cada uno marca su propio paso... sobre la inestabilidad todos acaban coincidiendo... somos metrónomos.

Estos largos años de dictadura formal nos han hecho diversos, diferentes, una maraña de criterios en cuanto a lo fundamental y lo accesorio... pero todo acaba, llegan tiempos bien distintos, estamos a las puertas de un periodo en el que las estructuras y los viejos iconos saltarán por los aires, uno tras otro y por influencia directa del anterior... partidos históricos quedarán convertidos en residuales y otros nuevos surgirán cómo de la nada... instituciones sempiternas quebrarán sin remedio... nombres esculpidos en piedra serán borrados... muy pronto, lo inamovible ya no lo será tanto, el tablero comenzará a sacudirse bajo nuestros pies y muchas piezas rodarán... la estabilidad ya es cosa del pasado, por eso es hora de permanecer alerta, más que nunca... busquemos grandes alianzas, estudiemos coyunturas... pero coincidamos sólo en lo imprescindible, no sea que como los metrónomos, nos dejemos llevar por el impulso de los demás y acabemos pensando lo mismo, marcando el mismo paso y respirando al mismo compás... (o sea, muriendo)



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