Un nuevo ejemplo de como el beneficio de unos pocos se basa en el perjuicio de una mayoría.
Es la mega-minería a cielo abierto, una versión diferente de ese arte que nuestra especie ya domina, destrozar el entorno a la mayor velocidad posible y haciendo constante (y contante) alarde de nuestra capacidad para arrasarlo todo, volar montañas enteras, exterminar su fauna, envenenar acuíferos...
Todo con tal de hacer lo más rentable posible la extracción de oro, plata, cobre y uranio, un negocio millonario que bajo el pretexto de proporcionar puestos de trabajo, parece estar aún bastante lejos de su fin.
Este vídeo explica las nefastas consecuencias de la megaminería y ha sido presentado por un conjunto de actores argentinos que denuncian lo que supone este desastre antinatural en el país sudamericano. Son sólo palabras, es cierto, pero estos no son tiempos en que sobren ni las palabras ni las denuncias.
Vía: marincho1904
Y como no podía ser de otra manera, aquí (como en tantos otros desastres), somos también campeones.
La Comisión Europea ha demandado al Estado español ante el Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas por autorizar explotaciones de carbón a cielo abierto sin tener en cuenta las posibles incidencias en especies protegidas como el oso pardo o el urogallo.
La demanda hace referencia concreta a varias minas exteriores de la comarca leonesa de Laciana, pero la sentencia podría tener importantes repercusiones para el resto de las explotaciones a cielo abierto.
Hasta es posible que pronto veamos a más de un presidente autonómico reclamando (banderín en mano) "nuestro derecho soberano" a destrozar kilómetros y kilómetros de bosque, a emponzoñar algún que otro río, y a recibir una cuantiosa subvención por los perjuicios ocasionados a su imagen.
Luego, al cabo de unos meses, el ministerio tomará cartas en el asunto, investigará ciertas irregularidades, y sancionará a la empresa responsable de la explotación con una cuantiosa multa que supondrá aproximadamente el beneficio de un sólo día. Todos contentos y vuelta a empezar.
Tiempo al tiempo.
Gracias Nieves
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