Me ha llamado la atención el despliegue informativo acerca de la revuelta social en Egipto, y lo digo no por la revuelta en sí, sino por el tratamiento. Un tratamiento muy a la española.
Los medios nos sirven una ración diaria y bien calentita, nos hacen llegar regularmente cada imagen, cada declaración, cada cambio de de ultimísima hora, sus efectos en la política local e internacional, todo al detalle y en riguroso directo.
¿No es fantástico? Al fin y al cabo ha de quedar claro que nosotros somos los orgullosos poseedores de este primer mundo, esas turbulencias no son las nuestras.
Es como una invitación a asomarse al balcón para contemplar satisfechos y a salvo, como se debaten esos países atrasados, remotos... siempre han de parecer remotos.
Lo que cuesta encontrar en medio de tal avalancha "informativa" es el meollo del asunto: ¿qué demonios piden los egipcios?
La respuesta a esa pregunta no la verán en los titulares, ni en las primeras líneas de cada crónica, habrán de escarbar bastante más para encontrar (si es que la encuentran), la razón que mueve a esas personas mientras se les dispara y se les secuestra.
Una vez que den con las demandas solicitadas al Gobierno de Mubarak a través del comunicado colgado en la red el pasado 19 enero, podrán sentir dos cosas: Sorpresa o bochorno.
Con un sólo vistazo, llegarán a la curiosa conclusión de que la mayor parte de esas demandas podrían ser las de este pueblo nuestro.
Substituyan Egipto por España, "Partido Nacional Democrático" por PPOE... ¡et voilá!
La indignación que mueve a esas multitudes en Egipto es la misma que nosotros sentimos, las diferencias son irrelevantes, y con la que está cayendo lo serán aún más.
Malpensando, bien pudiera ser que nuestros medios de comunicación sean la clave para que lo que allí deviene en tempestad, aquí se quede en calma chicha. No es algo fácil de asumir, lo sé. No es agradable descubrir que esto que llamamos condescendientemente DEMOCRACIA está cuajado de falsos mecanismos, de restos y detritus que impiden su normal funcionamiento.
Ya no cuela eso de que somos una democracia demasiado joven, que debemos madurar, los cambios siempre con cuidado...
A veces creo que este país debería llamarse "ten cuidado". Es toda una tradición centenaria.
Porque teniendo cuidado, un día se nos vinieron encima los "cien mil hijos de san Luis".
Y como le cogimos gusto, y no cedimos en eso de tener cuidado, nos dejamos un millón de muertos en una terrible guerra civíl.
Y con tanto cuidado, España se nos quedó a oscuras durante cuarenta años.
Y a fuerza de ser aún más cuidadosos hoy está cayendo la que está cayendo (y todavía no ha parado).
Todos podríamos añadir una buena lista a las exigencias de los egipcios, pero para empezar creo que la mayoría nos conformaríamos con alguna de estas:
Que todo trabajador tenga un sueldo justo y que pueda cubrir las más básicas necesidades.
Un sueldo que le permita disfrutar de una vivienda digna.
Acabar con el fraude fiscal de los grandes capitales.
Impuestos para todos, pero progresivos con respecto a la renta.
Un porcentaje del PIB destinado a gasto social digno de un país civilizado.
Una sanidad pública sin recortes.
Una educación sin esa espantosa sangría que supone el enorme y creciente fracaso escolar.
Más (muchas más) guarderías públicas.
Transparencia de patrimonio en todo cargo público.
Tolerancia cero en los casos de corrupción (no deben prescribir jamás).
Más cargas fiscales en toda operación especulativa de capitales.
Acabar con esa vergüenza nacional que suponen los once millones de españoles con unos ingresos por debajo del umbral de la pobreza.
Terminar con la condición de aforado tras la que se esconde tanto delincuente.
Compromiso real de cumplimiento de todo programa electoral...
¿Pedir esto es pedir un golpe de estado?
¿Pedir esto es atacar a la democracia?
Más bien creo que continuar por este camino y no exigir cambios profundos es como llamar a gritos a un golpista con bigote y rematar a nuestra ya maltrecha democracia.
Pdata:
Si como parece, la ola de protestas se extiende por el mundo árabe, será cuestión de tiempo, que alcance el magreb, y de ahí a la península ibérica...
Qué gracioso sería que fuera, después de todo, en el islote Perejil, donde un morito nos pasase el testigo de pedir lo nuestro.
Demandas solicitadas al Gobierno de Mubarak a través del comunicado colgado en la red el pasado 19 enero
1) Abolición del estado de emergencia, vigente desde 1981, y que en mayo de 2010 se renovó. Amparándose en este estado la policía reprime sistemáticamente a los hermanos, que aunque están ilegalizados como partido son semitolerados por el régimen y se les permite presentarse a las elecciones como independientes
2) Disolución del Parlamento y celebración de elecciones libres y justas. En diciembre Egipto celebró unos comicios parlamentarios marcados por el pucherazo y en los que el gobernante Partido Nacional Democrtático de Mubarak barrió a la oposición.
3) La enmienda de los artículos 76, 77 y 78 de la Constitucion, relacionados con el sistema electoral
4) Unas elecciones presidenciales en base a esas enmiendas
5) La desestimación del actual Gobierno y la formación de uno nuevo que responda a las demandas del pueblo egipcio
Imagen: Ernesto Rodera
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