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viernes, 4 de febrero de 2011

Y BAILARÉ SOBRE TU TUMBA

Condenado a tres años de cárcel por homicidio imprudente en concurso con un delito contra la seguridad del tráfico y por omisión del deber de socorro por el atropello mortal de Benjamín Olalla el 30 de septiembre de 2003 en Sevilla, cuando conducía a mayor velocidad de la permitida y sin tener ni carné de conducir ni seguro.

Hace un año que el artista cumplió su deuda con la justicia y hoy conduce su coche mientras da una entrevista, bailotea pleno de alegría, y dice lo mucho que ha sufrido entre sorbito y sorbito a la botella de anís (a morro y antes de pasar por caja).

¿Qué ha de hacer alguien en este reino para que le retiren el carné de conducir a perpetuidad?
¿Existe ese delito (por terrible que sea) que un buen despacho de abogados no pueda dejar en casi nada?
¿Cómo se justifica uno cuando deja morir a un hombre al que ha atropellado, cuando pasados muchos días sigue escondido, cuando al verse descubierto carga las culpas sobre un menor?




Para rematar (del verbo matar) la jugada, observo la coincidencia de que este especial de 'Conexión Samanta' en Cuatro se estrena la misma semana en la que los hermanos de Benjamín Olalla acudiesen al programa de Telecinco 'Más allá de la vida' para 'comunicarse' con el espíritu (que ahora habla en inglés) de la víctima mortal de bailaor.

Un campeonato olímpico de la inmoralidad, una reportera que pone cara de simpática mientras calcula audiencias, unos que como homenaje público al fallecido contactan con su espíritu a cambio de un cheque...

Alguien arropado con seis palmos de tierra, alguien con una vida por vivir, alguien que cometió el error de elegir cierto paso de peatones para cruzar la calle... ese alguien debe de estar gritando ahora mismo.


¡Maldita televisión! ¡Maldita justicia! ¡Maldito país!

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