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lunes, 4 de abril de 2011

CON TODOS USTEDES... EL NUEVO MESÍAS

Mesías: término que proviene de la raíz verbal hebrea למשוח (masjáj), que significa “untar”


Ya ha llegado y está entre nosotros.
Es Él, el untado, al parecer atiende al nombre de Arturo González y escribe en Público.

Eres de derecha si… (Arturo González - Público 31-03-2011)
Eres de izquierda si… (Arturo González - Público 1-04-2011)

Esta versión a dos páginas de las tablas de la ley no es más que la quinta esencia de eso que yo llamo "ser de derechas"
Dividir el mundo con su paupérrima vara de medir para separar a pecadores de virtuosos, luego sentirse una especie de dios clarividente, y sentenciar con una visita a los infiernos a todos aquellos que se le opongan. Nada puede ser más de derechas que usted y sus ideas Don Arturo.

Ser de izquierdas no es llevar cuarenta años afiliado al PC y soltarle dos hostias a tu hija porque ha llegado a casa más tarde de las once.
Ser de izquierdas no es cavar una fosa para toda idea que no encaje en nuestro manual del buen rojo.
Ser de izquierdas (vaya corriendo la voz por la redacción) es imposible cuando se opina para una empresa como el diario Público, que censura y manipula la información (caso Islandia), o que "recoloca-despide" a sus periodistas más díscolos (caso Rafael Reig) cuando estos deciden no escribir siempre al dictado del que paga las nóminas.
Pero sobre todo:
Ser de izquierdas no es reírle la gracia al partido que ha rubricado el más duro y vergonzoso recorte social en la historia de la democracia española, con el único fin de mantener a flote el negocio de un puñado de delincuentes financieros.
Eso puede ser una traición en toda regla a los ciudadanos, puede ser una estafa, puede ser un golpe de estado incluso, pero desde luego, no es ser de izquierdas.

Y aún así hay algo, señor mío, que está por encima de ser o no ser de izquierdas, algo a lo que usted no dedica ni una sola línea: La calidad humana Don Arturo, esa es la única, sutil e inmedible diferencia entre todos nosotros.

A cambio de que queme sus malditas tablas de la ley le voy a contar un secreto.

Las personas, en su inmensa mayoría, no son lo que pueden o quieren ser. Ese mundo aún no ha llegado, así que atrase su reloj tres o cuatro siglos.
Casi nadie consigue llegar a ser ese que, libre de rémoras y traumas, contempla el mundo con los ojos limpios y lo acaricia sin que le tiemble el pulso. El que más y el que menos arrastra una educación, un adiestramiento que le condiciona ante cualquier elección.

Preguntemos al primero que pase si ha sido libre para ser quien es, nos contestará sin dudar que sí, prueba irrefutable de que en algún momento de su vida alguien le inculcó la malsana idea de que reflexionar y admitir una tara como esa es quedar como un idiota. ¿Existe mejor cadena que esa?

¿Cuántos hombres violentos han sido realmente libres y escogieron ser así?
¿Quién puede elegir con mayor libertad serlo o no? ¿Un chico de barrio elegante o el chaval de una favela?

Le diré, por si le sirve de algo, como mido yo a las personas: desechando tan absurda posibilidad.

La única medida del ser humano es él mismo.
¿Cuántas veces es yo aquél otro?
¿Si es dos veces yo, es un hombre bueno?
¿Si es la mitad que yo, es un hombre malo?
¿Lo que ahora soy?
¿Cuánto mejor podría haber sido?
¿Cuánto peor?
Eso es lo único que me define, la distancia a la que me encuentro del mejor yo de todos los posibles... y del peor.

No es tan fácil juzgar al otro, no es sencillo conocerle tanto y tan detalladamente.
El paso de cada cual es tan distinto a la hora de medir tan sutiles distancias...
Creo que sólo un loco sin miedo osaría intentarlo. Usted lo ha hecho dos veces.

Marca con la señal del cordero las puertas de los buenos cristianos y condena al resto, a esos, al enemigo que todo sectario convencido necesita para reafirmarse cada día. Y de lo malo, lo peor, porque no se para en la clase dirigente del PP, sino que extiende su maldición sobre todos sus votantes.

Un ejemplo:
Una mujer entre sesenta y setenta años.
Pasó hambre, después necesidad, sobrevivió a una terrible posguerra, sin estudios, trabajó desde niña, creció en un mundo oscuro y machista que aún hoy la llena por dentro, sacó adelante a varios hijos, ahora sigue con los nietos, el tiempo libre lo ocupa en ver esa televisión con TDT que la ha regalado el banco por domiciliar su pensión de cuatrocientos euros, esa televisión que es su única ventana al mundo y que sin saber como se ha trufado con teletiendas, programas de ultraderecha, y las más variadas formas de telebasura.
Esa única ventana la dice cada día que los homosexuales son enfermos, que los inmigrantes nos roban lo nuestro, que un óvulo fecundado es una persona, que los rojos quieren matar a los viejos, que quitarán las pensiones...

Dígame Don Arturo, si esa mujer vota al PP en las próximas elecciones, ¿la excomulgamos? ¿la incluimos en su lista de gente despreciable? ¿inauguramos el gulag "Las Marías"?

¡Más nivel! ¡Por dios! ¡Más nivel!

Pdta:
Esa inquina sectaria y populachera que detecto en sus dos artículos normalmente corresponde a personajes que necesitan sobreactuar para que no se les note la falta de peso como actor, para que el jefe no note que sobra, es típica de un mesías, de un untado.


Imagen: Luis Antonio

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