Conozco a un viejo cura con cara de diablo que siempre me dice (no por sabio, sino porque lo habrá leído en alguna parte) que la caridad, en silencio... con las luces apagadas... y hasta que duela.
Casi basta con estas dos líneas para enterrar a Amancio Ortega y sus propinas... ¿pero qué sería de un buen predicador como yo si todo lo analizara con tan poco golpe de mango y con tanto filo? Así que vamos a emborronarlo todo un poco.
Estábamos todos tan enfrascados en el interminable tira y afloja electoral relacionado con la necesidad de mejorar los servicios públicos, y en concreto la sanidad... estábamos tan hartos de la incapacidad de los políticos a la hora de ponerse de acuerdo sobre si se suben los impuestos para poder financiar un sistema público de salud no ya en problemas, sino que amenaza con caerse a pedazos a golpe de recorte... que no le oímos llegar... y estaba aquí, justo a nuestro lado... el hombre más rico de España, el DONANTE, el hecho a sí mismo, el ojito derecho del neoliberalismo y de los españoles de bien... el que ha colocado su mesa bajo el árbol con mejor sombra y mejor luz, bien a la vista de todos, y se ha dispuesto a repartir duros de plata entre los que, con las manos entrelazadas, guardamos fila ordenadamente (mientras miramos con recelo a los que no lo hacen) para agradecer tan generosa y desinteresada limosna-propina-contribución.
Gracias, Amancio... gracias de todo corazón... y no ya por lo que nos regalas, sino por la evidente demostración de que los políticos sobran, los funcionarios que sólo saben hacer el vago sobran, que los perroflautas chavistas odiadores de ricos sobran, que los que como yo no dejan de refunfuñar y lo vemos siempre todo negro sobramos más que nadie... porque donde no llegan las infantiles pataletas de quienes no sabemos la suerte que tenemos... llegan tus blancas manos cargadas de millones.
Habrá quien diga que todo esto se resuelve legislando, desenterrando esa vieja idea de la ley de mecenazgo, eso que en otros países se utiliza para que un supermillonario pague la construcción de una guardería a cambio de que el estado le perdone un buen pellizco en impuestos... pero claro... hacer eso en España, y teniendo en cuenta lo poco o lo nada que los super-ricos pagan en impuestos, sería tanto como arriesgarse a que los Amancios ganen dinero por donar, haciendo aún más rico al ya super-rico... y eso, en este país, no se ha hecho jamás. Además... sería entrar en un debate que no le interesa a nadie y terminaríamos por enterarnos de lo que realmente pagamos todos... y eso sólo valdría para abrir heridas y enfrentar a españoles de bien. Haya paz.
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En España jamás se abrirán las cien mil fosas... en España nunca habrá una verdadera reforma fiscal... en España no se sacará a la Iglesia de los colegios... en España no se aprobará nada que merezca el nombre de "Ley de mecenazgo"... porque para eso ganaron una guerra y para eso siguen ahí... y porque para pagar menos impuestos es imprescindible pagar impuestos... o pagar los suficientes como para que tanto lío merezca la pena y salga más a cuenta que montar estas fantásticas campañas de publicidad.
Habrá quien diga que todo esto se resuelve legislando, desenterrando esa vieja idea de la ley de mecenazgo, eso que en otros países se utiliza para que un supermillonario pague la construcción de una guardería a cambio de que el estado le perdone un buen pellizco en impuestos... pero claro... hacer eso en España, y teniendo en cuenta lo poco o lo nada que los super-ricos pagan en impuestos, sería tanto como arriesgarse a que los Amancios ganen dinero por donar, haciendo aún más rico al ya super-rico... y eso, en este país, no se ha hecho jamás. Además... sería entrar en un debate que no le interesa a nadie y terminaríamos por enterarnos de lo que realmente pagamos todos... y eso sólo valdría para abrir heridas y enfrentar a españoles de bien. Haya paz.
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En España jamás se abrirán las cien mil fosas... en España nunca habrá una verdadera reforma fiscal... en España no se sacará a la Iglesia de los colegios... en España no se aprobará nada que merezca el nombre de "Ley de mecenazgo"... porque para eso ganaron una guerra y para eso siguen ahí... y porque para pagar menos impuestos es imprescindible pagar impuestos... o pagar los suficientes como para que tanto lío merezca la pena y salga más a cuenta que montar estas fantásticas campañas de publicidad.
Ahora lo importante es que nadie se confunda, que nadie crea que Amancio no hay más que uno, porque hay más, muchos más (alrededor de cien)... tantos Amancios con tantos e inmensos bolsillos como para almacenar tres cuartas partes de la riqueza nacional... lo cuál, teniendo en cuenta que en los años treinta apenas mil personas eran dueñas del 70% de todas las tierras del país... tampoco está tan mal... desde entonces sólo ha crecido un 5% la desigualdad social.
No importan las cifras, menos todavía los razonamientos, a pesar de todo abogados de oficio nunca les van a faltar... siempre habrá quien prefiera dejarse deslumbrar... somos así... admiramos las perlas de sus orondas esposas imaginándolas sobre el cuello de las nuestras... comentamos entre nosotros las buenas propinas que los Amancios siempre dejan en los restaurantes... aunque la cuenta la paguemos sólo nosotros, olvidando que quienes redactan las leyes que hablan sobre quién ha de pagar la cuenta las escriben (por mano de otros o por la propia) siempre los mismos. (No, tú no)
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Si un autónomo paga en impuestos una media de algo más de la mitad de los beneficios que obtiene, y una nómina sufre un descuento de más de un tercio de su importe en bruto... ambos sin llegar a salir a la calle y encontrarse con ese monumento a la injusticia en forma de IVA que grava en igual porcentaje al que no tiene nada y al que más tiene... si un trabajador por cuenta ajena o propia soporta eso... ¿por qué treinta y cuatro de las treinta y cinco mayores empresas de España no pagan un céntimo?
Yo te contesto... porque los Amancios saben qué tecla apretar... incluso qué forma y tamaño ha de tener la tecla... unas veces parece una máquina carísima de hospital... otras se asemeja a un entramado fiscal especializado en lo que llaman elusión fiscal, ese conjunto de ciencias alegales inalcanzables para nosotros los mortales, con las que evitar o minimizar el pago de impuestos... a veces la tecla es tan grande que casi tapa los pocos titulares que se atreven a contarnos cosas como que el bueno de Amancio ha utilizado mano de obra esclava para fabricar sus productos en Argentina y Brasil, y que por ello el Gobierno brasileño le ha cerrado decenas de talleres clandestinos e impuesto una multa de 1,4 millones de euros.
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Y si un cura con cara de diablo me dijo aquello de "la caridad, en silencio, con las luces apagadas, y hasta que duela"... otro con cara de santo añadió que "si quieres saber quien es alguien, averigua de dónde come, quienes le alaban, quienes le critican, quienes le cantan y quienes le hacen frente".
Y ahora lo más importante, las preguntas... ¿sería posible todo este juego de truhanes si los Amancios pagaran lo que deben... y si pagaran lo que deben, cuánto costarían estas periódicas campañas de blanqueamiento y publicidad sobre la quinta mayor fortuna del mundo y la primera de España... y si pagaran lo que deben, cuánto tiempo de vida le quedaría en España al gran negocio de la medicina privada?
Y ahora pon tú las respuestas... saca tus propias conclusiones tras escuchar a quienes siguen a Amancio, a quienes le critican o le alaban... y hazte su retrato... pero recuerda algo importante... recuerda que los Amancios de este mundo nunca dan hilo si antes no ven la puntada... que jamás se dejan nada en el plato... ni siquiera en la cuchara.
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